Capítulo XXXIII: Confesión vergonzosa.

6.2K 668 153
                                    

Movía mis pies dentro del agua, Madara y yo habíamos decidido pasar la tarde hablando, justo empezaba a caer el sol. Él se encontraba a mi lado en posición de loto, mirando el cielo naranja al igual que yo. Giré mi vista hacía él, se veía perdido. Con delicadeza tomé su mano, entrelazando nuestros dedos, llamando su atención, Madara sonrió levemente hacia mi.

―¿Ocurre algo?― Pregunté curiosa, pues se perdía mucho en sus pensamientos.

―No.― Respondió simple, haciendo presión en mi mano.

―¿Estas seguro?― Insistí, buscando su mirada.

―Me gusta estar aquí, contigo.

Lo miré enternecida, y asentí levemente, giré mi vista hacía el agua de nuevo, el cielo oscurecía conforme los minutos pasaban, pero sentía una gran comodidad estar a su lado de esta forma.

―Yagura ¿Te puedo preguntar algo?

―¿Es malo?

―Creo que no...

―¿Incómodo?

―Depende como lo veas...

―Bien, pero si se empieza a ser incómodo no diré nada. ― Amenacé  apuntando su nariz con mi dedo.

―¿Cómo vivías antes de entrar en paz? Digo... Tu no peleabas.

―Era educada en casa, leía, esperaba con ansias en la puerta de mi casa a la llegada de mis hermanos... solía dibujar mucho, realmente no hacía nada del otro mundo ¿Porqué?

―Pues una mujer en una familia llena de hombres, supongo que te protegían mucho ¿No es así?

―A decir verdad muchas cosas me eran prohibidas, salir en un radio de una hectárea de mi casa era imposible, sólo convivía con las mujeres que cuidaban de mi y... Mi padre nunca me dejó entrenar o algo así, él decía que las mujeres debían estar en casa y no peleando― Recordé todas aquellas discusiones y regaños con una sonrisa―. Quizás mi padre era muy estricto... pero siempre que regresaba del campo me traía manzanas rojas y hermosas.― finalicé con un suspiro, recordando las muchas veces en que esas manzanas llegaban a mi.

―No entiendo... Si no podías salir a la redonda de una hectárea ¿Cómo es que seguías a Hashirama cuando se reunía conmigo?― Preguntó confundido, tomándome por sorpresa.

―¡¿Siempre lo supiste?!― Exclamé aterrada.

―¿Cómo no hacerlo? Te veía entre los árboles mirándonos, no sabias esconderte, sólo cuando creías que debía irse salías del árbol.― Confesó con burla.

Sonrojada bajé mi mirada, escuchando la risa de Madara de fondo.

―¿Porqué lo seguías todo el tiempo? Sé que tu no delataste a Hashirama cuando nos veíamos, lo seguiste desde el primer día, él confiaba en que tu no dirías nada.

―Claro que no lo haría... Admiraba Hashirama, ese día en que decidió caminar hacia el valle él prometió que regresaría temprano.― Pausé, soltando la mano de Madara, empezaba a sentirme nerviosa. ― Entonces decidí seguirlo, y me puse feliz de ver como él congeniaba contigo, le gustaba hacer amigos, pero... Cuando las horas pasaron; Hashirama seguía contigo, hablando, jugando y lanzando piedras al río, él había olvidado lo que me había prometido.

―No tenía idea, siempre ha sido distraído.

―Si, bueno, ahí te conocí a ti y aparentemente tu a mi― el sonrojo de mis mejillas se expandió recordando lo que en aquel tiempo pensaba.― M-Me llamaste la atención.

El rostro de Madara era oro puro, entre la sorpresa y la confusión, reí al verlo de tal manera, después de todo era una confesión.

―¿Cómo? Tu me odiabas...

―Eso fue cuando supe que eras un Uchiha, y te tenia rencor por el hecho de que Hashirama parecía prestarte más atención.

―Quiere decir... Que a quien ibas a ver era a mi. ― dice con una sonrisa victoriosa.

―¡Era demasiado joven y tonta! Eras al primer chico que veía que no fuese de mi familia, aparte...

―¿Aparte...?― insistió, haciéndome mirarlo molesta.

―Me gustaba tu cabello.― murmuré mirando hacia otro lado.

―¿Mi cabello?― Preguntó extrañado.

―¡Yo que sé! Dios, tenia 10 años, todo era impresionante.

―Ya veo, quien lo diría, siempre estuviste enamorada de mi.― Dijo, levantándose del césped, extendió su mano hacía mi.

―Mira quien lo dice...― Acepté su mano, sacando mis pies del agua.

―Mhm, no me avergüenzo, acepto que me llamaste la atención, no eras tan fea.

Con molestia lancé un golpe a su cabeza, este sólo río por lo bajo, con mi hombro lo empujé, riendo con él, caminábamos juntos hacia la cabaña, ya había oscurecido y la brisa era fresca. Entramos a ella, estiré mi cuerpo y me dirigí a la habitación donde nuestra ropa se encontraba en una bolsa de tela. Tomé esta, sacando de ella una bata junto a su cinta. Reí nuevamente recordando las palabras de Madara.

―¿Pasa algo?

Miré sobre mi hombro, encontrándome con la sonrisa de Madara, negué suavemente. Él se acercó a mi, tomando mi rostro entre sus manos, mis mejillas completamente calientes, su mirada se veía indecisa y nerviosa, pero estaba segura de ambos sabíamos que iba a pasar, y de alguna manera, así lo quería.

―Eres hermosa.

----------------------------------------

Listooooo! tengan paciencia, su lemon esta cerca <3

Gracias por leer y votar!

-Nova.

El Verdadero Sentimiento Uchiha | Madara Uchiha |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora