Capítulo XI: Dispuesto. ✒

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―Ya veo...

―Pero usted no ha venido Hasta aquí para hablar de mi ¿O si?

―En realidad me gustaría esperar a su padre para iniciar a hablar del tema. ―respondí manteniendo mi mirada sobre la suya.

―Señorita Senju... ¿Ha ocurrido algo?

Miré detrás de Goro, estaba su padre mirándome, esperando una respuesta. Goro se levantó, cediendo su asiento a su padre, este le agradeció.

―Masashi-sama vengo para aclarar la situación de la alianza, mi hermano me comenta que ya no se sienten cómodos con ella...

―La alianza... ¡Claro! Eh, continuaremos con ella hasta el día en que mi hijo sea el líder del clan.

―¿Se puede saber el porque no quiere seguir con la alianza, Goro-san? ―pregunté directamente hacía él.

―No me parece correcta la forma en que estuvimos haciendo las cosas.

―¿No le parece? ―cuestioné confundida.

―Las alianzas tradicionales siempre han sido mediante una boda, algo que uniese a ambos clanes, por ejemplos; Los Nara son la parte estratégica de la aldea, ellos se manejan mediante eso; su trabajo dentro de ella, también están los Uzumaki, unidos por el emparejamiento entre el Hokage Hashirama y su princesa Uzumaki Mito...

―Comprendo a lo que se refiere, pero ustedes son considerados una parte fundamental de la aldea. ―interrumpí, sabía a lo que quería llegar.

―Permitame continuar, Yagura-san, el clan Uchiha, fue parte esencial de la creación de la aldea, y ahora con el tratado que el Hokage aprobó más la boda que se aproxima, como el siguiente mando en el Clan siento que no tenemos la suficiente autoridad dentro de la aldea a pesar de nuestro potencial. ―finalizó con una mirada seria.

¿Eso era todo lo que quería?

―Goro-san, en ese caso me gustaría arreglar todo esto, la boda no es completamente necesaria, como princesa del clan Senju y hermana del Hokage seguramente encontraré algún tratado que les parezca ¿No cree?

―Goro, escucha bien sus palabras, a comparación de una boda, mantener nuestra alianza y poder dentro de la aldea es tentador. ―dijo su padre, quien miraba a su hijo en busca de alguna respuesta.

―Señorita Senju, realmente eso se escucha como un buen trato, si no le parece mal me gustaría que el día de mañana poder buscar alguna opción para mi clan junto a Hokage-sama. ―Respondió este levantándose de su asiento, haciéndome seguir su acción.

―Muchas gracias por su tiempo, Masashi-sama, Goro-san. ―despedí cuando ya me encontraba frente a la puerta.

―No es nada, Yagura-san. ―habló Goro quien me acompañó a la entrada.

Con alivio empecé a caminar por las calles del distrito, finalmente me había salvado de esa familia, ahora tocaba buscar algo con lo que ellos estén conformes. ¿Pero que?

...

Me encontraba frente a la puerta de mi casa, seguramente Tobirama estaría ahí molesto conmigo, pues anoche no aparecí por la casa y mucho menos le avisé que no iría, pero debía hablar con él y arreglar las cosas, no podíamos seguir enojados. Toqué la puerta con decisión, esta se abrió dejándome ver a un Tobirama con ojeras y mal sueño.

―¡¿Yagura?! No supe nada de ti... ―Me abrazó fuertemente.

―Tobi ¿Qué pasó? ―pregunté confundida correspondiendo su abrazo.

―¿Cómo que Que paso? No llegaste anoche, me preocupaste, tonta...

―Lo siento Tobi...

―¿Dónde estuviste? ―preguntó cuando rompió nuestro abrazo.

Lo miré con duda, decirle podía hacerlo enojar, venía para arreglar las cosas y si mentía esto sería peor, era hora de que Tobirama aceptase mi boda.

―Ayer pasé la noche en casa de Madara. ―Respondí con seguridad, tenía que hacerse a la idea.

―Menos mal estabas bien...

Sorprendida tomé sus mejillas, su frente y sus brazos, buscando algún indice de enfermedad.

―¡¿Te encuentras bien?! ―exclamé para molestarlo, mantener las cosas como antes era lo que esperaba.

―Si estoy bien, Yagura... ―dijo este con molestia, retirando mis manos de sus brazos.

―Sólo juego contigo, me alegra que ya tomes mi relación más en serio, gracias. ―dije para después abrazarlo con fuerza.

―Sabes que si te hace algo, ni Hashirama ni yo dudaremos en defenderte ¿No es cierto? ―Habló mirándome seriamente.

―Tranquilos, estaré bien.

...

―Tu cara se ve demasiado roja, Yagura. ―burló Madara conteniéndose la risa.

Si, al final del día no había llegado tarde, justo a tiempo para comer con Madara, pero tuve que venir corriendo, ya que Tobirama me había encerrado en sus brazos largo rato, diciéndome que tuviese cuidado que si algo pasaba él estaría ahí, pero sabía que estando aquí, no pasaría nada.

―¡Deja de reírte de mi! Todavía que corro para llegar temprano... ―reproché cuando ya me encontraba sentada en el Kotatsu.

―Ya te dije que no fue mi culpa...

―Y yo ya te dije que eso no arregla nada.

―¿Qué puedo hacer para que dejes de pensar en eso? ―preguntó cuando ya se encontraba sentado frente a mi.

―¡Quiero té verde! y quiero que te sientes junto a mi... ―exigí mientras daba pequeñas palmadas sobre el asiento a mi lado.

―Supongo que no tengo más opción...

―¡No la hay! ―exclamé viendo como desaparecía por el umbral de la cocina.

Suspiré con tristeza, Madara se estaba convirtiendo en alguien cercano a mi, a pesar de que no sintiese todavía nada tan profundo por él, era triste, pues hoy que venia de regreso del distrito Hyuga me di cuenta de una cosa; Mi boda con Madara ya no sería necesaria. Después de hablar con ellos caí en cuenta ¿Para que hacerlo ya? Quizás estaba arrastrando a Madara en todo esto, pero él al final parecía dispuesto con ayudar y ahora... ¿Me casaría? Yo no quería que esto terminase y él no se veía tan disgustado, ambos estebamos cómodos de esta forma, teniendo la compañía de ambos, después de tanta soledad que él sufrió. No sé como decírselo.

―¿Yagura? ¿Estas bien? ―Llamó Madara quien ya se encontraba sentado a mi lado, la taza de té estaba frente mía, humeando. Si dejaba esto para después, peor sería...

―Madara, tu... ¿Estas dispuesto a casarte conmigo aún si no es necesario?

El rostro de Madara se veía confuso, su ceño estaba fruncido y sus labios entreabiertos, tomó mi rostro entre sus manos, acercándome cada vez más a él, sintiendo su respiración sobre mis labios, su mirada estaba fija a la mía inspeccionandome, y sin más, me besó. Respondiendo a mi pregunta, el tacto suave de sus labios y el toque áspero de sus manos, no importaba lo que fuese, él ya me ha confirmado que realmente ama, y ahora yo debo confirmarlo a él.

―Si, lo estoy.

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Gracias por leer!

-Nova.

El Verdadero Sentimiento Uchiha | Madara Uchiha |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora