—No comiste nada —Curi ingresó a la cocina veinte minutos más tarde con dos porciones de pizza de pepperoni en un platito que dejó sobre la mesada a mi costado.

—Gracias —le dije mientras terminaba de revolver la mezcla de vodka y lima —Es que podría quedarme aquí toda la noche —suspiré—, o toda mi vida.

—Jamás me negaría a dejarte vivir en mi cocina, pero ¿por qué querrías hacer algo así? —se recostó por el fregadero y me observó cuidadosamente.

—Pues por Ethan, —respondí— no esperaba que viniera y ahora no sé cómo enfrentarme a su presencia. Me siento como una tonta.

—Jackie, te estás enredando la cabeza en vano —me sermoneó.

—¿Tú crees?

—Claro, él está ahí pasándola bien con el grupo y tú aquí, preocupándote.

—¿En verdad está adaptándose? —pregunté.

Él rio. —Diría que sólo le falta saber jugar videojuegos para ser uno de nosotros.

Reí también.

—Dudo que a Ethan le gusten los videojuegos.

Él metió una cuchara en la caipiroska y, luego de probarla, le dio su aprobación. Me dio un abrazo y pasamos al estar con la jarra en las manos.

—Justo lo que necesitaba mi alma sedienta —exclamó Trisha quitándonos el recipiente de las manos, y comenzó a llenar los vasos con su contenido.

Curi se acomodó con rapidez en el suelo y tomó uno de los controles, mientras Jacob y Trevor se burlaban porque habían elegido para él el personaje más débil y lento de todos.

—¡Eso no es justo! —Se quejó, pero sin aguantar la risa.

Yo reí también, al igual que los demás. De hecho, pasamos las siguientes dos horas hablando y riendo. Hasta que sonó el teléfono y contesté yo por pedido de Curi, quien no soltaría su videojuego por algo tan mundano como una llamada telefónica.

Se trataba de la mamá de mi amigo, que se puso extremadamente feliz al oír mi voz. Necesitaba que Curi fuera a ayudarle con la perilla del gas que se había endurecido y no podía cerrar.

—Vamos, Curi —le pedí por segunda vez. Ella se había escuchado bastante preocupada de que el gas se pudiera estar filtrando.

—Me llama al menos dos veces al día para que le ayude a solucionar algo —se quejó él. — Siempre voy a penas me pide, pero si dejo esto ahora van a terminar por ganarme la partida.

Rodé los ojos. ¿De verdad un juego era más importante que el gas escapando sin control alguno por la casa?

Trisha estuvo a punto de tirarle una almohada en la cabeza hasta que Ethan se ofreció.

—Yo puedo ir a ayudar —dijo de repente.

—¿Harías eso por mí? —le preguntó Curi con los ojos iluminados.

—Claro —contestó él y se puso de pie.

—Eso significa que tendré que acompañarlo —protesté, pero me levanté y me dirigí a la puerta.

Lo conduje por el pasillo hasta llegar al jardín, de ahí pasamos al costado, donde se encontraba la construcción en la que vivían la mamá y la hermana de mi mejor amigo.

Hacía algo de frío en el exterior porque estaba soplando un viento bastante fuerte.

Di dos golpes a la puerta y me recibió la mamá de Curi, una señora de unos cincuenta años, algo robusta y de cabello castaño y corto.

Casa NO en venta (completa✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora