26. Cena, los Cleveland y películas de terror.

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Apenas entramos, un delicioso olor nos recibió. Demonios, si esa comida sabia como olía, seguramente era algo delicioso.

De repente, una señora con una hermosa cabellera castaña salió de la cocina a nuestro encuentro.

Tenía unos hermosos ojos azules como los de Claire, y no aparentaba más de treinta y siete años, lucía muy bien.

–Tú debes ser Isabel. –me saludó con amabilidad.

–Sí, mucho gusto, señora. –respondí cordialmente.

–Oh, cariño, dime Sophie.

Sonreí con simpatía.

–Mucho gusto, Sophie.

Ella me sonrió de vuelta, y luego centró la atención en su hijo.

–Es una muy hermosa jovencita, me alegra saber que estás en buenas manos, hijo. –le felicitó.

Zack sonrió radiantemente, soltó mi mano para pasar su brazo por mis hombros, y luego me acercó ligeramente hacia él.

Yo aún me preguntaba si algún día me llegaría a acostumbrar a la manada de abejas asesinas en mi estómago cada vez que hacía gestos cariñosos, o me besaba, o me miraba como si fuese lo único que existiese en el mundo.

–Estoy en las mejores manos que pudieron haber existido.

Yo me sonrojé ante sus palabras, y su madre nos sonrió radiantemente.

–No lo dudo. –concordó. –Bueno, vamos a comer, ya la comida está servida.

La señora Cleveland comenzó a caminar hacia el comedor, cuando me disponía a ir tras ella, Zack apretó su agarre impidiéndome hacer lo que tenía propuesto, giré mi rostro ligeramente hacia él para ver qué ocurría, y antes de darme tiempo a reaccionar, posó sus labios en los míos.

Fueron unos pocos segundos, lo suficientemente cortos como para que alguien nos viese, pero lo bastantemente largos para que pareciese la hermana gemela de un tomate.

Abrí la boca entre sorprendida y preocupada porque alguien nos hubiese pillado. Él se limitó a sonreír inocentemente.

Me limité a negar con la cabeza, y luego ambos fuimos hacia el comedor, donde nos esperaban la señora Sophie, y Claire.

La última puso una sonrisa de oreja a oreja en cuanto me vio.

– ¡Isabel!

– ¿Cómo has estado? –le saludé, acercándome hacia ella, para chocar los cinco.

–Muy bien, ¿y tú? ¿Aún no te han dado ganas de asesinar al idiota de mi hermano?

Reí ante su último comentario, y tomé el asiento desocupado a su lado.

A mi otro lado, se encontraba Zack, quien estaba lanzándole cuchillos a su hermana por los ojos.

–No, y no creo que algún día me den ganas.

Ella se hizo la decepcionada, pero podía ver que se sentía feliz, Zack había cambiado su semblante poco amistoso, por uno orgulloso.

Yo contuve la risa, y negué ligeramente con la cabeza.

–Es una lástima, tenía esperanzas de que lo asesinaras mientras dormía.

–Claire. –le advirtió su madre.

–Pero aún puedes ayudarme a hacer un plan, yo lo haría gustosa. –propuso, moviendo las cejas sugestivamente, sin inmutarse por la advertencia de su madre.

Insoportable [Sin editar]Where stories live. Discover now