10. El final de la lista negra.

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Me giré hacia Daniel y le di un puñetazo en el brazo.

—¡Ay! —exclamó—. ¿Por qué hiciste eso? —preguntó, acariciándose el sitio dónde le había dado el golpe.

—Se supone que debías avisarme —expliqué.

Bufó.

—Lo siento, señorita "quiero conocer a James" —Se quejó imitando mi voz y gruñendo—. Sólo quería sorprenderte —explicó y extendió los brazos a sus costados—. Dios, ¿ves cómo me tratan cuando intento hacer algo bueno? ¿Puedes iluminar a la mal-agradecida de mi hermana? —dramatizó mirando al techo.

Le di otro puñetazo.

—¡Vete a la mierda, Daniel! —gruñí.

—Tienes una entrada gratis, enana —contraatacó.

—Repítelo, tal vez si lo dices de nuevo, te deje sin dientes —amenacé apretando los puños.

—Dije que...

—Oigan, ¿saben que aún sigo aquí? —preguntó James.

Daniel y yo nos volvimos hacia él.

Oh...

Había olvidado por completo que teníamos invitados en casa.

Bueno, cada vez que peleo con Daniel, es como si todo desapareciera y sólo quedáramos él, con sus estúpidos comentarios, y yo, con mis ganas de golpearlo hasta dejarlo inconsciente.

Sí, digamos que yo no era toda una "santa", ni una mojigata que se queda de brazos cruzados, aguantándose lo que quieren decir.

Oh no, esas cosas eran el anticristo de Isabel Clarkson.

—Lo siento, James. Lo que pasa es que, el idiota de mi hermano, no me avisó que vendrías a casa —Me disculpé.

Él sonrió.

—Creo que ya me di cuenta —bromeó.

Reí.

—Bueno, si no te importa, me gustaría comer, así que... —Hice un ademán hacia la puerta, la verdad, moría de hambre y nada, ni nadie, podría contra eso.

—Oh sí, claro. Daniel y yo iremos a la sala, ¿verdad, Daniel? —preguntó centrando la atención en mi hermano.

Éste asintió con un gruñido y luego ambos salieron de la cocina.

Mm, creo que ya me estaba empezando a caer bien este tal James.

Mi estómago gruñó y yo también.

Sí, creo que lo primero sería comer algo.

Cuando terminé de comer, fui a la sala para encontrar a Daniel y James viendo televisión. Daniel parecía muy interesado en el programa, y James… bueno, él parecía más interesado en hacerle una inspección minuciosa al techo y al suelo de la sala.

Me acerqué sigilosamente para ver lo que estaban viendo y solté una estruendosa carcajada al darme cuenta de que estaba mirando my little pony.

Daniel se volvió hacia mí y me miró mal.

—Hiciste que no escuchara cómo resolverían el misterio —repuso cruzándose de brazos.

—Deja de ver tanta mierda, Daniel —expresé—. Hasta James está que se muere de aburrimiento.

Daniel se volvió hacia él.

Luego volvió su vista, nuevamente, a mí.

—Está bien —gruñó.

Me le adelanté y tomé el control remoto de la televisión.

Insoportable [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora