12. Sustos casi mortales.

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Especial narra Zack:

Apenas entré a mi casa, di un portazo. Esperé escuchar algún signo de vida humana, pero era lo mismo:

Un silencio ensordecedor.

Dios, estaba enfadado, aún recuerdo las palabras de la enfermera cuando me revisó.

"Tuviste suerte, por poco fue una fractura. En tu caso no lo fue, pero tendrás que usar una bota ortopédica por dos semanas como mínimo y... No podrás jugar, por ese tiempo".

Demonios, ¿y qué fue lo que hizo Issy?

Reírse.

¡Se rió de mí!

Entré a la sala y me tiré en el sofá.

Dos semanas enteras sin jugar, ¡dos semanas! ¿De qué tiene el pie hecho Issy? ¿De hierro?

Pensándolo bien, no sería extraño. Viniendo de Issy, todo era posible.

Issy...

No pude evitar reír ante el recuerdo de la cara de Issy hoy en la mañana.

¿Que si sabía por qué estaba de ese humor conmigo?

No exactamente, pero me hacía una idea.

¿Que si me había comportado así con ella a propósito?

¡Claro que sí!

¿Que si lo hice así nada más porque sí?

No.

Verán, ayer tuve la desafortunada sorpresa de tener que ver a Melany. Dios esa chica era un fastidio total: "Zacky esto", "Zacky aquello", "Zacky", "Zacky", "Zacky". Es insoportable.

Bueno, volviendo al tema, ayer ella se llegó a mi casa después de que yo le dijese que no estaba interesado en ella y que se dejara de alucinaciones psicópatas. El punto es, que mientras discutía con ella, escuché una risita amortiguada y, cuando me giré ligeramente, vi un cabello rubio entre las plantas.

No había que ser muy inteligente para saber de quién de trataba.

Cuando Melany se acercó a besarme, pensé en alejarme lo antes posible, pero al saber que Isabel estaba observando, dejé que lo hiciera.

Cuando estuve seguro de que Issy se había ido, me alejé de Melany y la mandé a su casa.

Deberían haber visto la cara de Issy hoy en la mañana.

Dios, lucía tan hermosa así, tan enojada, con ese deseo asesino visible en su mirada.

Solté un suspiro y me levanté con cuidado para ir a mi cuarto.

Mierda, ir con una bota ortopédica por unas escaleras era jodidamente difícil.

Una vez dentro, cerré la puerta.

Sí, lo sé, seguramente pensarán que soy un jodido masoquista.

Pero joder, me encantaba Issy. Desde la primera vez que la vi prácticamente y, cuando apenas me vio, y me mandó a la mierda, lo supe:

Isabel Clarkson era toda una bomba explosiva.

Y así comenzó todo.

En la escuela secundaria...

Pero bueno, esa es una historia que no contaré en este momento.

Estaba pensando en lo genial que sería tener un mono de mascota, cuando, de repente, sentí como si una patada se clavara en el colchón de mi cama, dándome justo en la espalda.

Insoportable [Sin editar]Where stories live. Discover now