2. Dos palabras: mala suerte.

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Estaba corriendo a toda velocidad para escapar de esa horrible cosa. Tropecé y caí quedando frente a ese horrible monstruo de helado, éste abrió su boca para devorarme y...

Desperté sobresaltada emitiendo un pequeño grito.

¿Qué clase de sueño había sido ese?

Debo sufrir de un trastorno mental, pensé.

Me volví hacía la mesita que estaba al lado de mi cama y tomé mi celular para ver la hora.

7:45 a.m.

Vaya, aún es tempranísimo.

Un momento...

¡AYER COMENZÓ EL INSTITUTO!

El estúpido despertador no sonó.

Rompiste el despertador ayer, me recordé.

Cierto.

¿Qué haces ahí? Levántate de una vez.

Genial, ahora también hablaba sola.

Deberías ir a un psicólogo.

Me levanté de la cama como un rayo, tomé lo primero que encontré en el armario y me metí en el baño para hacer mis necesidades y asearme lo más rápido posible.

Al salir del baño, me puse unas zapatillas y tomé mi bolso para salir corriendo de mi cuarto.

Cuando llegué al pórtico me di cuenta de que no estaba el auto de Daniel.

Genial, se fue sin mí. Ahora tengo que ir andando al instituto.

Miré el reloj. 7:55 a.m. Doblemente genial; llegaré tarde, era imposible llegar en cinco minutos sin auto.

Comencé a caminar mirando el suelo con rendición.

Mi segundo día de mi último año y llegaría tarde.

Yo jamás he llegado tarde.

Sentí que un auto se posicionó a mi lado, pero no le presté atención y seguí con lo mío.

-Isabel, ¿qué haces caminando sola al instituto?

Me detuve en seco y me volví hacía el auto que también se detuvo.

No podía creer lo que miraba.

De seguro es una alucinación creada por mi cerebro. Sí, eso debe ser, me dije a mí misma. Después de lo de esta mañana, algo así no sería tan raro.

Volví a caminar nuevamente.

-¿No sabías que es de mala educación ignorar a las personas que te hablan?

Bien, definitivamente, no es producto de mi imaginación.

Me volví en su dirección sin detenerme y lo miré con ojos entrecerrados.

¿Qué hacía él por esta zona? Se supone que ni siquiera vive cerca de aquí.

-¿Qué quieres? -pregunté sin ocultar mi irritación, no estaba de humor para estupideces.

-Deja tu rabia con el mundo y sube al auto. Yo te llevo al instituto -propuso.

Bufé y comencé a reír sarcásticamente.

-Preferiría ser asesinada por una masacre zombi antes de hacer eso.

-No querrás llegar tarde a la clase de la señorita McQueen, ¿o sí?

Me detuve en seco y me volví hacía él con ojos desorbitados. Vi cómo sonreía con orgullo.

Maldito, de seguro se esperaba esta reacción.

Insoportable [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora