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Día del atraco, Londres, Banco Nacional, 9:00 am.

Estaba todo listo. Consistiamos en un grupo compuesto de un informático, Francia, se encargaría de manipular todas las camáras del banco, Australia, el jefe del equipo, nos guiaría en cada movimiento que diéramos, Portugal, el tío del lanzallamas, Hawaii y Tokyo eran las chicas del grupo. Hawaii solo se encargaba en seguir las instrucciones de El Profesor pero Tokyo, era la más lista del grupo, podía adivinarte el número de cámaras de seguridad en un sitio tan solo con ver el mapa de éste.
Nos disponíamos a salir ya de la furgoneta negra, el mercedes gris se lo llevaron Francia y Tokyo, vete tu a saber donde estaría ahora, solo espero que hayan quitado las pruebas.
Pero eso era el menor de mis problemas, lo que me importaba de verdad, era entrar y salir de una pieza, pero no sería demasiado fácil.

Moscú y Alemania, les contrató El Profesor tan solo para que entrasen en el banco para que nos dijeran el momento exacto para atracarlo, lo habian hecho por una pequeña recompensa de nuestro botín.

Llegó la señal. Nos pusimos las máscaras, Dalí iba a tapar nuestros rostros y iba a representarnos en este atraco. Salimos acompasados de la furgoneta y fuimos corriendo hasta la entrada. Nos hicimos con el control.

-¡Todo dios al puto suelo, ya, joder, ya!-gritó Francia con todas sus fuerzas.

Enseguida, la gente empezó a gritar, a agacharse y subiendo las manos hacia arriba. Disparamos hacia el techo para que cogieran más miedo.
Nada más entrar, Portugal y Tokyo se encargaron de los policías, les ataron y les metieron en una habitación encerrada. Hawaii y yo nos ocupamos de atar a la gente de las manos de la entrada principal, y Australia y Francia fueron por los pasillos para coger a más gente.
Lo que la policía no sabía, es que teniamos a la hija del rey dentro del banco. Y eso era una pieza a nuestro favor.
-¡Buscadla, ha venido con este grupo de instituto, tiene que estar en alguna parte, vamos!- ordenó Australia.

- No podemos hacerlo aqui, tenemos que volver con el grupo.- dijo la hija del rey.
- Venga, uno rapidito, nadie se entera. Aunque sea, vamos a inmortalizar este momento, ¿no?-
El chico cogió su movil, lo levantó y, antes de que la hija del rey pudiera reaccionar, el chico le bajó el sujetador, dejandole en visto el pezón, y hizo la foto.
-Estas tonto, ¿que coño haces?, borra eso ahora mismo- gritó
- Que más da, es tu móvil la puedes borrar cuando quieras.- el chaval se rió y dijo- pensandolo mejor, creo que esta foto lo va a petar en internet jajaja- y sin más, la foto subió a la nube.

Aprovechando los gritos, Tokyo les consiguió oir, abrió la puerta de una patada y....
- ¡Los 2, afuera ya!- gritó
Los chicos salieron, asustados, Tokyo les cogió el movil a los 2 y les acompañó hasta la entrada principal.
Allí estaban todos, con capuchas en la cabeza y empezó ha hablar Australia:
-En primer lugar, buenos días. Quiero que sepais que si seguis nuestras ordenes, aquí no pasara nada pero si las desobedeceis, tendremos un problema, y nadie quiere eso ¿no?-

La gente estaba tan asustada que solo lloraban, y agonizaban. Mientras Australia y Francia les quitaban las bolsas, Hawaii y yo fuimos a por el mapa del banco. Cuando lo trajimos, lo dejamos sobre la mesa. Como bien he dicho, Tokyo sabía el número exacto de cámaras de seguridad para desconectarlas, antes de que la policía del exterior empezara a atar cabos y intentar pararnos a toda costa.
-Vamos a ver estais tontos, que os calleis os hemos dicho, ¿que coño no entendeis?- dijo Francia muy agresivo.

Cuando Tokyo terminó, contestó:
- 300, hay 300 cámaras, contando interiores y exteriores. Francia, ¿crees que puedes desactivarlas todas?-
-No, no hacen falta todas. Dejad las exteriores, nos pueden servir.-interrumpió Australia.
- Bien, pues unas 200, desactivalas ya.-ordenó Tokyio a Francia.
Francia cogió el portatil y empezó a desactivar. Hawaii y yo nos sentamos en unas mesas.
- Ey, ¿que pasa?- pregunté a Hawaii.
-Nada, es solo que....-cogió un poco de aire y continuó- Uno de los que hay ahí, es mi hermana, y nose si puedo hacer esto- dijo llorando.
-Oye, ey, si que puedes, ¿me oyes? Y si esta aqui, pues que este, que observe a su hermana, da igual- dije para consolarla.
Me mataba verla así, y más llorando.
- ¿No lo entiendes verdad? Mi hermana es policía, y puede hacer lo que sea para que pierda la cabeza, y me ponga a ayudarla y no solo eso, sabe como me llamo, y puede delatarme...- sollozó Hawaii.
Estabamos metidos en un problema, si se enterase Australia de que era su hermana, mataría a su hermana, o incluso a Hawaii.... No podía permitirlo asi que hize algo que no deberia haber hecho:
- Escuchame, no se va a enterar, me encargaré yo de que tu hermana no te delate, ya lo veras- sin pensarlo más me quedé estático, como me dejaba siempre esta chica....
Y no pudé más, me lanzé....
La besé, la besé y la volví a besar, sus labios sabian a pintalabios carmín. Me encantaba... Me sentí en un sueño, volando, pero duró poco......
-Ejem, venid.-
Australia. Nos había visto Australia. Que peor persona que él.

Le seguimos hasta una sala, me comfortó encontrarme a todos mis compañeros allí, por lo menos Australia no nos iba a hechar la bronca, de momento.
-Bien, hay varios pasillos subterraneos, según El Profesor, la caja fuerte está en el segundo, entraremos alli y....-
- Hay 3.-interrumpió Tokyo- hay 3 pasillos, fijate.
Tokyo tenía razón, había un tercer pasillo. Nos quedamos todos observandonos sin decirnos nada.
-Francia, conecta con la cámara de seguridad de ese pasillo, ¡ya!- dijo nervioso Australia.

Francia obedeció, encendió la cámara, y no podiamos creer lo que vimos:
-Mantened la calma, no creo que sepan que estamos aquí, este pasillo está escondido, no aparece en el mapa-
-Venga, busca esto-

De repente, se me heló la piel. Era el policía que se quedó con la documentación de Hawaii. Y estaban buscandola para saber exactamente quien era en realidad.

Si supieran quien era Hawaii, la policía de afuera empezaría a intentar jodernos antes de lo previsto por El Profesor, y no solo eso, tendrían la identidad de Hawaii.
-Esa, esa es- dijo el policía de el otro día.
- Allison, Allison Ginger, ya tenemos la identidad de uno de los atracadores.

Estaba perdido, me empezé a marear. Me juré a mi mismo que esos policías no saldrían vivos de aqui.
Por Hawaii.

El atraco perfecto.Where stories live. Discover now