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Era de noche, perfecto para que Lindsey no se enterase de nada de lo que tenia planeado. Tenia pensado averiguar todo sobre Marc y, por fin, demostrarle a Lindsey quien era él de verdad.
Con mucho cuidado, entré en la habitación de Lindsey, donde dormian los dos y, sigilosamente, desperté a Marc. Este me acompañó hasta el salón.
-¿Se puede saber porque me despiertas a estas horas?-dijo aun con sueño.
-Porque quiero saber la verdad Marc, ¿quien eres?, ¿a que has venido?, y, que coño significa este amuleto.-
Le saqué el amuleto de triangulo del bolsillo y, viendole la cara, supe que sabia lo que era.
-¿¡Que haces tu con eso?!- dijo nervioso.
-Me lo vas a explicar todo, porque sino, olvidate de Lindsey.-
Decidí ir un momento a mi habitación para coger una cuerda para atarle, y asi, obligarle a que me cuente lo de mis padres y el amuleto.
Fue entonces cuando supe que no deberia haberlo hecho... Marc, cogió su movil llamó a alguien y me apuntó con una pistola.
-Te vas a quedar quietecito hasta que vengan-dijo chuleandose.
-¿Quienes van a venir?-dije nervioso.
-Lo sabrás dentro de poco, pero no aqui-
De repente, se me abalanzó, me agarró de las manos y no pude escapar. Me sacó fuera de nuestra casa y estuvimos esperando 15 minutos hasta que apareció un mercedes negro de alta gama, con los cristales tintados.
-Bonjour!-
-Bonjour!-respondió Marc
-Que tenemos aqui, si no es mas ni menos que Daniel Fitz-dijo con un acento francés.
-¿Que coño quereis?, dejadme-respondi.-
-Daniel, tienes algo que nos pertenece, y eso no lo podemos consentir, asi que tu decides, lo hacemos por las buenas, nadie sale herido tu nos lo das, o por las malas.-dijo con firmeza.
Lo que si sabia esque estos tios no me iban a dejar en paz hasta que les diese lo que querian, el amuleto.
-No tenemos todo el día Daniel, danoslo y olvidaremos todo esto.- saltó Marc con un tono un poco nervioso.
Solo se me ocurrió hacer la estupidez mas grande del mundo, correr.
No sirvio de nada porque el francés sacó una pistola y me pegó un tiro en la pierna.
-¡Joder!- dije con las lágrimas en los ojos.
De repente, Marc me cogió, me metió en el coche y me encerró. Se abrió la ventanilla y el francés me dijo:
-Tu verás, te hemos dejado elegir, ahora mira las consecuencias-
De repente ví como un hombre forzudo, posiblemente alemán cogía a Lindsey y la apuntaba con una pistola.
-¡No, no joder no! Ni se os ocurra, por favor hare lo que- de repente me cortó el habla el sonido de un disparo.
Delante de mí, vi como mataban a mi hermana, la única familia que me quedaba, muerta delante de mí, y sin poder haber hecho nada.

El atraco perfecto.Where stories live. Discover now