6.- El inteligente

2.3K 148 42
                                    

Me acomodé en la silla por décima vez, tratando de entender los ejercicios que el profesor me había asignado para estudiar. Había pasado más de una hora y mi cerebro parecía estar en huelga. Los problemas de matemáticas y química eran como un rompecabezas incomprensible. El profesor me había dado una segunda oportunidad para presentar el examen, ya que un cero no era una calificación aceptable.

Pasé mis manos por mi rostro, frustrada, y solté un suspiro de agotamiento. Volví a concentrarme en lo que estaba escrito.

—¿Qué pasa? ¿Tienes problemas para concentrarte? —preguntó Logan desde su ventana.

—No estoy teniendo problemas de concentración, idiota —grité sin apartar la vista de mis apuntes—. Bueno, tal vez sí.

No obtuve respuesta, pero podía sentir su mirada fija en mí, lo que me hacía sentir incómoda.

Logan siempre había sido un chico misterioso, al menos desde que me mudé aquí. No podía evitar querer conocerlo mejor, entender por qué era como era y ver el mundo desde su perspectiva.

De repente, noté que Logan abría su ventana y cruzaba hacia mi balcón. Mi corazón se aceleró, no sabía qué estaba haciendo. ¿Debería correr o gritar? Me quedé paralizada.

—¿Qué estás haciendo? —pregunté, una vez que él ya estaba a mi lado. No podía evitar sentirme nerviosa, pero tampoco sabía por qué.

—Voy a ayudarte a estudiar —dijo, con su habitual tono amargo.

—No necesito tu ayuda —respondí.

—Lo haré de todos modos —se encogió de hombros—. Mira —señaló lo que estaba escrito en mi cuaderno—, por cada número tienes que aplicar la potencia que se indica. Por ejemplo, 10³ es igual a 10 multiplicado por 10 multiplicado por 10, lo que da como resultado 1000. Y cuando ves un signo negativo, debes dividir. Cuando es positivo, ¿qué haces? —su voz sonaba tranquila, como si disfrutara trabajar con números.

—¿Multiplicar? —contesté, aún indecisa.

—Exacto. Y algo parecido con los negativos. Mira: 10⁻² significa 1 dividido por 10², lo que da como resultado 0.01, o 100. ¿Entendiste?

—¿Eso es todo? —pregunté, sorprendida. Él asintió.

—Por esta mierda tan fácil te estabas estresando innecesariamente.

Quedamos en silencio, y Logan observaba mi habitación, caminando lentamente mientras pasaba las manos por mis cosas. Se sentó en mi cama y quedó mirando al vacío por un rato.

Lo observé detenidamente. Cada vez que lo veía, parecía estar peor que la vez anterior. Estaba más delgado, cansado y pálido. Sus labios estaban secos, sin color, y noté pequeñas heridas debido a la sequedad.

—¿Ya tienes alguna idea para tu aventura? —preguntó, mirando hacia su ventana.

—No —respondí.

—Entonces, ¿qué quieres hacer? —bajó la mirada hacia el suelo, sus manos se entrelazaron nerviosamente.

—No lo sé, es una tontería —respondí, sintiendo que estaba revelando demasiado.

Logan no dijo nada, pero parecía estar luchando por decir algo. Me observó por un momento y luego volvió a bajar la vista.

—¿Tienes un auto? —preguntó finalmente.

—No, pero mi mamá sí.

—Podrías visitar lugares cercanos, explorar y hacer travesuras —sugirió—. Ser rebelde, ¿no es lo que quieres?

—No tendría sentido hacerlo si estoy sola —admití—. Además, no tengo a nadie con quien compartir esas experiencias.

Logan se levantó de la cama.

—Me tengo que ir —dijo, caminando hacia su ventana.

Saltó con facilidad, como si lo hubiera hecho miles de veces, y luego desapareció en su habitación. Me estresaba su comportamiento errático, pero también sentía una curiosidad cada vez mayor por conocerlo mejor. Logan era un enigma que quería descifrar.

Lo que nos uníaWhere stories live. Discover now