Capitulo 3

296 28 1
                                    

2 años después.

Ya han pasado dos años desde que mis padres sufrieron el accidente, me hecho cargo de Adam desde entonces, me he mantenido aislada, pude conseguir un lugar en la universidad de mi municipio, en los recesos estaba con Nadia, ya que teníamos carreras parecidas, ella estudiaba para ser escritora y yo para ser maestra de literatura en una preparatoria, por suerte una de mis vecinas cuidaba a Adam, mientras que yo iba a la escuela, y los fines de semana me llevaba a Adam al trabajo, lo bueno, era que se portaba bien.

Hoy era sábado, así que tenia que ir al trabajo.

-Adam, cariño tengo que ir al trabajo levantate- le dije a Adam, susurrándole al oído para que se levantara.

-Otro ratito- dijo con voz adormilada, yo solo lo miré y sonreí.

-Ni hablar, tengo que ir a trabajar dentro de dos horas, y de aquí al restaurante se hace una hora, así que mi niño hermoso levántate ya.

A duras penas se levanto, y lo empecé a cambiar y a peinar para después darle de desayunar e irnos caminando hasta mi trabajo.

....

Después de unas cuantas horas de trabajo, llegaron cinco personas que jamas creí que vendrían: Carlos, Lucia, Gabriela, Francisco y Luis. Y se sentaron justamente en las mesas que me tocaba atender, creí que ya había superado que Carlos gustaba, pero el verlo ahí sentado, despertaba otra vez los sentimientos que alguna vez sentí por el. Pero bueno los tenia que atender.

-Buenas tardes, bienvenidos, me dicen cuando gusten ordenar- mi iba alejar, cuando escuche.

-¿Ana? ¿Trabajas aquí?- me dijo Lucia, una vieja amiga de la secundaria.

-Si, desde hace dos años.

-Bueno, nosotros nunca hemos venido aquí, ¿Que nos recomiendas?

-La verdad todo esta delicioso, así que no podría recomendarles nada.

-Ok, yo ya decidí- dijo Francisco levantando una mano- quiero unas flautas.

-Bien, ¿Alguien mas?- dije mientras lo anotaba.

-Si yo- ahora levantó una mano Luis- yo quiero unos chiles rellenos.

-Pues yo- dijeron Gabriela y Lucia al unísono, después de dar una pequeña risa.

-Yo quería unas tostadas- finalizó Gabriela.

-igual yo- dijo Lucia

-Y tu Carlos ¿Que vas a ordena?- al terminar esa frase el alzo la vista por primera vez, y tomo la carta sin antes preguntar.

-¿Sabes como me llamo?

-Si, creo haberlo escuchado un par de veces- mentí tratando de ocultar el nerviosismo que sentía.

Después de observar unos minutos la carta se decidió por unos sopes, al terminar de escribir la orden la repetí para asegurarme de haberla tomado correctamente y me fui a la cocina. Como se acababan de ir otros clientes me puse a limpiar la mesa en la que habían comido.

Cuando su orden estuvo lista la lleve, casi al terminar de entregar la orden, Adam se acerco a mi y me susurro:

-Quiero ir al baño.

-Cuando termine de entregar esto te llevo, ¿Esta bien?.

-Esta bien.

-¿Cuantos años tiene tu hermano?- preguntó Gabriela.

-Va a cumplir 5 el próximo viernes.

-Es tan tierno- mientras Gabriela hablaba, Adam se iba escondiendo detrás de mi, pero como ya había terminado de entregar lo lleve al baño.

Ellos seguían comiendo, mientras que yo atendía a otros clientes, y aveces me sentaba con Adam para ver lo que estaba haciendo. Llevaban casi dos horas aquí, y no daban señales de irse, pero como ya teníamos que cerrar me tuve que acercar a ellos para pedirles amablemente que se fueran para poder terminar de limpiar, e irme a casa junto a Adam.

-Disculpen, ya vamos a cerrar, así que la agradecería que se retiraran, por favor.-dije tratando de ser amable, pero, por lo visto mi amabilidad no sirvió ya que Francisco se levanto de su asiento y dijo:

-¿Nos estas corriendo?

-No es que, tenemos que cerrar, y yo tengo que irme a mi casa, para poder llegar con un poco de luz.

-Si quieres nosotros podemos llevarte- ofreció Lucia.

-No gracias, tengo que quedarme a ordenar, y limpiar, así que no puedo aceptar que me lleven.

-Esta bien, adiós, nos vemos luego- dijo, para después salir, seguida por sus amigos.

Cuando se retiraron, limpie su mesa, y junto mis otros compañeros nos pusimos a limpiar, como siempre Adam se había quedado dormido en la mesa que lo había dejado, así que lo agarre y salí con el en los brazos como cada fin de semana.

Emprendí mi camino a casa, después de una hora de camino, llegue a casa y desperté a Adam, ya que cada que llegábamos le gustaba ir a buscar una vela que teníamos para cuando llegáramos a casa tener un poco de luz. Al encontrarla vino corriendo hacia mi para que yo la encendiera, y eso hice, la encendí y fui a la puerta para quitarle el seguro y entrar a casa.

Ya adentro, agarre a Adam y me lo lleve cargando al baño, para bañarlo (debo aclarar que a el no le gusta bañarse), lo bañe como siempre, lo cambie, lo lleve al cuarto y lo dormí, en la cama que compartíamos desde hace dos años. Cuando por fin se durmió, fui al baño y me bañe yo, después de un largo día.

Ese día había sido extraño, había visto a Carlos, desde lo ocurrido lo menos que quería era pensar en el amor, pero al verlo ahí, hablando de ves en cuando, me hizo recordar cuanto me gustaba, pero sabia que nunca podríamos llegar a a estar involucrados en una relación amorosa. O eso creía.

Gracias a su muerte te encontre  Where stories live. Discover now