Se Abre El Telón De Los Secretos

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Pude ver, como antes me había pasado al entrar, que las antorchas se iban apagando y encendiendo. Alguien se acercaba. Saqué una de las pistolas de pólvora que el Capitán había insistido en que llevase y apunté a la entrada de la gruta.
—Será mejor que bajes ese arma, Hector—dijo Lucy mientras entraba en la sala. Mi nombre lo pronuncio expresando un desprecio y un odio inaguantable, como si de una cosa asquerosa se tratase.
—¿Por qué Lucy, por qué nos traicionaste?—dije con el arma en alto, pero temblando.
—¡Me quitaste todo!—dijo furiosa. Después me señaló con el dedo índice—Tú arruinaste todos mis sueños. ¡Adiós a la princesita feliz! Si he llegado a esto ha sido por tú culpa—
—Eso no es verdad, ¡y lo sabes!—dije retrocediendo poco a poco cada vez que se acercaba.
—Te veo muy...hum...confuso—dijo Lucy paseándose de izquierda a derecha—Mi plan era perfecto, desde pequeña supe que era parte del mapa. Más tarde descubrí que tú también lo eras. Necesitaba verte para poder matarte, así que fui al mercado negro y me hice pasar por comerciante. Le vendí a George la brújula y le conté toda la historia. Este fue en tu búsqueda y supuse que no tardarían en llegar a mi.—fue explicándose—Todo iba sobre ruedas hasta que caí en la cuenta que, aún tú estando muerto, no me permitirían ser reina. Tendrían que elegir a otra estirpe para gobernar. Así que me creé mi propio personaje: el mago de la corte, alguien de la confianza del rey. Solo necesitaba el anillo con el sello real para poder decir que yo iba a ser el rey. Le informe de todo al rey haciéndome pasar por un espía. Cuando yo me escapé con vuestra tripulación el rey me dio el sello para gobernar en su ausencia. Menudo error el suyo, no se fijó que en el papel de firma ponía que me daba el reino para SIEMPRE—
—¿Cómo lo hacías? Digo, el estar en dos lugares al mismo tiempo—interrumpí.
—¿Recuerdas tú embarazosa clase junto a mí y Lenna? Le preguntaste cual era el poder base del mago y ella dijo que no se sabía. Si mis poderes secundarios se me daban tan bien imagínate lo bien que se me dará el base:el poder de clonamiento. El poder de crear copias mías y poder ver y transmitir mi magia a través de ellos. Ahora mismo soy un clon. Pero Lenna, hay Lenna, chica lista. Cuando estábamos luchando contra Amón en el circo, los poderes de Amon pararon justo antes de matarme. Lenna lo vio todo y comenzó a sospechar de mí. Luego intenté matarte al no ayudarte con lo del trineo pero me dije: mejor ganarme su confianza. Me equivoqué. Las dudas de Lenna incrementaron cuando me vio usar el poder de mover objetos. Puse la excusa de que era un poder nuevo. Tú te lo creíste, ella no. Entonces dije ¿por qué no desvelarle un secreto tan triste como para impedir que ella siguiese investigando? Así que cuando George se disponía a matar a Peter le leí la mente y lo supe todo. Me inventé otra excusa diciendo que me había encargado del papeleo de los bebés ¡Y os lo creísteis!¡No se como fuisteis tan tontos!¡Si tengo su misma edad!
Pero entonces tú volviste a meter tus narices y hablaste con ella. ¡Y ella te escuchó!
Para colmo me robó el libro de Amon para investigar. A mí se me escapó delante tuya que no encontraba el libro, pero tú no hiciste ni caso.—cada vez se iba acercando más a mí.—Lenna se enteró de que toda magia tiene sus efectos secundarios, como los granos de Amon. Leyó que la única forma de que nadie se diese cuenta de esos efectos era usando un clon. La pillé metiendo de nuevo el libro en mi cuarto, me escondí, ella tenía que pensar que yo no sabía nada. Pobre Lenna, por cotilla ha acabado en la tumba—
—¿¡Qué le has hecho!?—dije asustado.
—Solo la he catapultado por los aires. Entonces se me vino a la mente el plan perfecto para deshacerme de ti: matarte en la isla. Y aquí estoy, lista para mi último paso a la victoria.—
Cuando dijo eso había retrocedido tanto que me encontraba al borde de la laguna. Ella estaba casi tan pegada a mi que podía sentir su aliento. Sonrió.
—Lenna tiene razón, me he encariñado. Te dejaré a tú suerte.
Me disponía a contestar cuando me lanzó una patada a la mano. Yo apreté el gatillo, pero era demasiado tarde. Mi disparo fue hacia el techo y ella me desarmó al instante. Agarró la pistola y me golpeó con la zona por la que se agarraba en la cabeza. Caí al suelo inconsciente.

La isla de KatnupDonde viven las historias. Descúbrelo ahora