Tensión En La Isla

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Agarré mi remo y empecé a remar. Jeff a mi lado me imitaba. Los tres botes llegaron a la orilla a la vez. Desembarcamos en la isla y arrastramos  los barcos alejándolos de la orilla. Observé la inmensa isla. Una selva en miniatura rodeaba un alta montaña. La tormenta ya atravesada rodeaba la isla de forma peculiar.
—Lucy, tu debes de inspeccionar la zona norte—dijo Lenna—Hector, tu la montaña y yo la zona sur—
Todos asentimos. Todos estábamos  con los nervios a flor de piel. Comencé a caminar seguido de Jeff. Dejamos la playa y nos adentramos en la espesura. Miles de pájaros cantaban sus diferentes melodías. Debían de haber miles de aves exóticas. También vi alguna que otra serpiente. Saqué un machete que portaba a mi espalda. Comencé a cortar para poder adentrarnos. ¡Zas! La plantas caían a mi alrededor al compás de mi machete. Jeff me seguía mirando a todos lados nervioso. Anduvimos un rato en silencio hasta llegar a la falsa de la montaña. Parecía que todo iba bien, hasta que oí un aterrador grito.

Lenna:

Observé como mis compañeros se marchaban a sus respectivas zonas. Esperé junto a Theo, mi pareja, a que todos se marcharan. Después comenzamos a caminar.
—Bueno—dije algo incomoda—¿Tu que crees que es el tesoro?—
—O señora—dijo Theo—Seguro que son joyas—
—Los siento—dije apresuradamente.
—¿El que?—dijo extrañado
—Esto—conteste, y acto seguido le aporreé en la cabeza.
Theo cayó al suelo inconsciente no antes gritando como una niña. Nunca ha sido el tripulante más valiente. Tenía que avisar a Héctor. Tenía que avisarle antes de que fuese demasiado tarde.

Hector:

Me cagué de miedo. No literalmente, pero casi.
—¿Qué haber pasado?—preguntó Jeff con su acento extranjero.
—No lo se—dije—Deberíamos ve lo que ha pasado.
Jeff negó con la cabeza.
—Todos ir en pareja—dijo—Si a uno algo ocurrir otro él ayudar—
Asentí ante su lógica.
—Rodearemos la falta de la montaña, a ver si encontramos algo—le dije.

George:

—Me aburro—dijo otro marinero.
—Debemos ser pacientes—repetí por enésima vez.
—Me aburro—repitió otro.
—¡Al próximo que se queje le cortó la lengua!—exclamé ya irritado.
—Creo que ya no se van a aburrir—dijo Harry asustado.
—¿Por?
—Pues tenemos compañía
Dos enormes navíos y un galeón se acercaban listos para batallar.

La isla de KatnupWhere stories live. Discover now