Capítulo III: "Short Time"

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En el camino iba mirando todo, memorizando cada detalle e imaginando como sería mi vida desde ese momento en adelante, una gran oportunidad en Los Ángeles, un maravilloso novio, pero a miles de kilómetros de distancia, aún así confiaba en que se mantendría.

-          ¿Qué pasa? – preguntó sin apartar la vista del camino

-          Nada, es solo que extrañaré mucho este lugar, y a ti – dije con un nudo en la garganta

-          Ay, bonita – dijo acariciando mi rostro con una de sus manos y con la vista fija en el camino– todo saldrá bien, lo prometo, también te extrañaremos pero nos seguiremos viendo, lo prometo

-          ¿Lo prometes? – dije mirándolo

-          Lo juro – dijo aparcando el coche a un lado de la autopista, me miro y prosiguió – Te juro que nos veremos, nos llamaremos, tanto como tú quieras – dijo esto y me besó

Yo le seguí el beso, me acercó hacia su cuerpo y me pasó a su asiento quedando sentada a horcajadas sobre él, nos seguimos besando por un largo rato, nos separamos a falta de aire, tomamos aire y seguimos besándonos, él me abrazaba por la espalda y yo me aferraba a él por su nunca, el beso tomó más intensidad entre besos el me dijo:

-          _______(tn) esto está mal, no podemos – le callé con un beso, luego le dije

-          Si muy, muy mal, no sabes cuan mal – le bese - está esto – comencé a juguetear con su cabello

-          No, en serio _______(tn) – dijo separándonos – no podemos, – cerró sus ojos fuertemente – aunque no sabes cuánto deseo..., – volvió a abrirlos – hacer esto, sería...

-          Lo sé, es sólo que... – dije agachando la vista

-          No te preocupes, yo también contribuí - esbozó una sonrisa y yo solté una risita

En el camino comencé a asimilar todo, me iría a miles de kilómetros, sin mi madre, sin mis amigos, sin Austin, eso me entristeció pero recordé la promesa de Austin. Al cabo de 20 minutos estábamos en el aeropuerto, yo casi moría de histeria porque llegaríamos tarde, pero no se lo hice notar a Austin, bajamos las maletas del auto y al entrar lo primero que leí en un gran cartel del aeropuerto fue: 'Vuelo 707 con destino a Los Ángeles RETRASADO', al menos no habíamos llegado tarde... miré a Austin quien rió y me dijo

-          Bueno más tiempo para los dos - reí. Este chico sí que sabía cómo sacarme una sonrisa incluso en los momentos más adversos.

Austin tomó mi mano y fuimos a dejar las maletas a la zona de carga y luego nos dirigimos a un mesón donde una amable señorita nos dijo

-          Hola, ¿En qué puedo ayudarlos?

-          Hola – respondí – quisiera saber cuánto retraso tiene el vuelo 707 a Los Ángeles - ella tecleó algo en la computadora frente a ella y luego nos dijo

-          Tres horas señorita – yo miré a Austin quien sonreía, yo ya intuía por qué era

-          Muchas gracias – dije alejándonos del mesón, Austin no dejaba de sonreír.

-          ¿Qué haremos en tres horas? – dije riendo

-          No lo sé, ¿que se te ocurre? – dijo pícaro y levantando una ceja

-          ¡Ay, Austin! – dije moviendo la cabeza en negación y avanzando hacia unas sillas, el me miró con cara de ¿Qué hice? – ¡Es muy poco tiempo! – dije y nos dejamos caer en un par de sillas, nos miramos y ambos estallamos en risas. Al final decidimos que sería bueno comer algo, ya que eran las siete de la mañana. Nos dirigimos a una pequeña cafetería y nos sentamos en una mesa al rincón, al poco rato llegó una camarera que miró a Austin comiéndoselo con la mirada, el no le hizo caso y sólo ordenamos, al irse la camarera le solté:

-          Vaya servicio, decía cafetería, no 'tecomeréconlamirada'- dije un poco enfadada, el se largó a reír y me dijo

-          ¿Celos?

-          Si, ella casi te desnudó con la mirada – dije apartando la vista aunque con un tono de burla

-          Es inevitable cariño, mírame – lo hice – soy irresistible – dijo mordiéndose su labio inferior

-          Lo eres – sentí como la sangre subía a mis mejillas, aparte los ojos avergonzada. Me tomo la cara y me dijo

-          Pero tú lo eres más, y eres la única para quién deseo serlo – dicho esto se acercó y me besó, yo le seguí pero nos separamos al sentir la presencia de alguien más al girarnos encontramos a la camarera de hacía algunos minutos quien prácticamente lanzó los platos a la mesa y se fue enfadada

-          Vaya carácter – le solté

-          Ya te lo dije, soy irresistible – dijo guiñándome un ojo, ambos echamos a reír


Derecho a Tocar [Editando]Where stories live. Discover now