"-Te quiero.- le decía Giorno al joven Mista. -Necesito verte en un hermoso traje.- tocaba sus hombros cuando su sonrisa desapareció."
"-¿Qué te preocupa?- le preguntó.-El negro es un color elegante...¿o prefieres que lleve otro color?-pero Giorno n...
Giorno caminaba por los pasillos, iba sonriendo, el viento de primavera agitaba sus cabellos dorados. Captaba más de una mirada... pero dos enorme ojos oscuros le veían entre la multitud, era como un sueño... era muy probable que fuese un sueño.
Pero el aroma que dejaba a su paso, aquella luz que le resplandecía en su figura; como es que aquellos ojos negros se acercaban con violencia hacia el joven apuesto, como era que... le volvía loco.
Los labios del joven se curveaban, tenían su brillo rosa, su perlas blancas al sonreír, su extraña amabilidad con la que hablaba con aquellos que le saludaban, que le veían, que compartían con los ojos negros, aquella locura incontrolable.
Caminaba a suaves pasos, parecía bailar a un ritmo suave y cautivador. Aquellos ojos negros se acercaban al fuego, al infierno, cuyo nombre era Giorno Giovanna.
Giorno entró al salón de clases, siempre era el primero en llegar y poner sus cosas, en tomarse la molestia de acomodarse perfectamente. Se daba la molestia de suspirar una vez que terminaba de acomodarse... aquellos ojos negros le seguían observando, como era posible, que un chico como Giorno estuviera a su lado. ¿Qué le habrá visto?
Es justo decir, que Mista no tiene su encanto, que no tiene su carisma o sus movimientos, su inteligencia, su vestir y su familia. Pensar que Giorno viera, tras los ojos negros, era complicado de imaginar.
Mista entró al salón de clases, no dejaba de verlo. Los ojos celestes de Giorno giraron por el rabillo de los parpados, sonrió e hizo como si no hubiera visto al muchacho de la gorra de lana. Hizo como si no escuchara los pasos torpes de Guido, como si no oyera aquel corazón delator, aquella respiración y aquel olor de adrenalina.
Giorno se dejo tocar por las manos morenas del chico de los ojos negros, la sonrisa del rubio se dibujo, se convirtió en el diablo.
-Ven.- le dijo tocando la butaca de lado. Giorno miraba a Mista.
Sus manos blancas le quitaron el gorro de lana, el cual se puso gustoso, pese a que su cabello se estropearía, dio un fuerte suspiro y puso su mano en su barbilla, aquellos ojos azules se colaron en el -alma de Mista.
-Mista, quiero preguntarte algo.- suspiraba mientras veía al pobre muchacho que se ponía nervioso.-¿Qué me hiciste?- tomó las manos de Guido y las llevó a su corazón.
-Creo que te enamore.- le sonrió.-No se como.
-He pensado mucho.- se puso algo más serio.
Guido lo miro preocupado, Giorno pareció estar nervioso, parecía decir la última palabra.
-He pensado mucho en ti.- comenzó a reír.
-Giorno, me quieres provocar un infarto.- alzó la voz el pobre.
-¡Oh, vamos! ¡Que pensabas que te iba a decir!
-No se...- tosió.-Conocer...cof...conocer a tus padre...cof
-Esta vez Giorno si se puso serio.
-¡Oh vamos! ¡Necesito conocer a la familia de mi novio! ¡Tu conoces a la mía! Esta Bruno, que es como mi madre... esta Abbacchio... que es como mi padre... esta Fugo que es como mi cuñado... y esta Narancia que es como mi hermana.
-No puede ser, porque siempre dicen que Narancia...
-Ya no hace falta repetirlo, el es... eso...
-Pero ellos son tus amigos, no es lo mismo.
-Claro que es lo mismo. Abbacchio no te quiere...
-Aww que lindo.- "No te quiere" es la mejor forma de decirle a tu pareja, que tu padre o madre celoso... lo odia.
-Tu padre me odia.- dijo Mista.-¿Y que hay de tu otro padre?
-Es un ángel.- en ese momento Mista le tocó el rostro.
-Así como tu...- le dijo en un susurró, Giorno estaba tan rojo.
-¿Qué me hiciste?
-Yo también quisiera saber eso... que hice para que...
-Me volvieras loco.- Giorno tomo la iniciativa y se lanzó hacia Mista, le dio un dulce beso.-Me vuelves loco, Guido Mista.
-Dentro de tus ojos... veo... un lago. Tus labios...- acaricio sus labios rosas.-Son unos hermosos pétalos. Tu cuello...- veía aquel cuello blanco.-Tu rio de sangre, debajo de tu piel.- su mano comenzó a bajar mas.-Tus caderas... son las montañas...
-¿Por qué me vuelves loco?
-Aprovéchate de mí...- le susurro en el oído.
Giorno simplemente se dejó caer en el asiento y se cubrió el rostro con su libro de texto...
-Sabes que pensaré en ti, todos estos días.¿Mista, porque me vuelves loco?
Guido solo reía al ver, como el diablo sufría.
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