Capítulo 11

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Esa tarde no sólo descubrió lo que es la esperanza, y que Magnus lo extrañaba. También los mensajeros reales de Occidente fueron a darles un mensaje de los monarcas de dicho reino.

Se trataba de una invitación a pasar una semana entera en el palacio de Occidente.

El rey austriaco desde luego que aceptó de inmediato, y avisó a la familia real partirian al alba siguiente.

*

La mañana llegó rápido.
En cuanto el sol salía llamaron a la habitación de Stefan para vestirlo más de diez mozos como muñeco de porcelana.

Por alguna razón esa mañana lo arreglaron con esmero infinito, debía suponer que por la importancia de la ocasión.

Al bajar al comedor y terminar el desayuno junto la hora del té, el rey lo llevó con él, mientras su madre hacía lo mismo con Angela II.

Fueron a un salón apartado al cual no había entrado jamás, su sorpresa era demasiada, pero fue mayor al ver la corona que le entregaba su padre.

—A tu edad, mi padre me la entregó tal como yo lo hago contigo. Quiero que la cuides más que a nada y quiero que me prometas esta corona será el símbolo de tu compromiso con tu pueblo.

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En multimedia, la corona del príncipe de Austria.

Príncipe Despreciable. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora