—Te ves muy bien.
Stefan se encontraba en su enorme recámara siendo arreglado por al menos diez mozos a su alrededor, cuando Magnus entró de repente.
Al parecer ya había demasiada confianza entre ellos, o eso es lo que creía la servidumbre. Las cosas eran muy diferentes.
—Por favor, todos retirense.
Ordenó el príncipe de Austria. Los mozos hicieron caso diciéndole que si necesitaba algo sólo lo pidiera.
Al dejarlos solos, Stefan retomó la palabra.
—Gracias. Es lo que usaré en tu boda.
Magnus lo veía de forma extraña mientras se acercaba... Lo cual llegó a confundirlo mucho, si es que no estuviera ya demasiado confundido.
—Respecto a eso. No quiero casarme.
Su voz tan calma casi siempre, esta vez sonaba diferente... Casi desesperada.
—No sé qué se pueda hacer, pero déjame decirte que Angela te quiere. A pesar de que no se conozcan aún.
—¿Eso crees?
—Lo noto en sus ojos.
Entonces el príncipe occidental se acercó mucho más, pero Stefan no se movió un poco de dónde estaba.
—Creo que me gusta alguien más, Stefan.
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Príncipe Despreciable. ©
RomancePerder la cordura, como mínimo es el precio a pagar por amar a un igual... El mayor, es terminar decapitado en la plaza pública, y el intermedio morir en las mazmorras de tu propio palacio. ¿Cuál estás dispuesto a pagar? ** Historia original y tot...
