Capítulo XLIII: Entrenamiento.

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―¡Con fuerza!

El golpe sonó seco, pero gracias a este, las hojas secas de aquel árbol cayeron. Mi mano había sumido de alguna forma la madera.

―Tengo que acostumbrarme al dolor...― Solté una risa, acariciando mis nudillos lastimados los cuales se encontraban cubiertos por vendas.

Siendo casi las 3 de la tarde, Goro se encontraba a mi lado haciéndome practicar con uno de los árboles de su jardín, así es, estamos en el distrito Hyuga.

―Bueno, eso con el tiempo lo desarrollarás ¡Pero fue un buen golpe! Sumiste la madera...

―Eso no me basta... ¿Puedes hacerlo tu?― Me moví, dando paso a que este se acercase al árbol.

―Los golpes que nosotros manejamos son a mano abierta― Su mano estaba a la altura de su pecho―. Usando control de chakra definimos el poder de nuestro ataque.

Su mano impactó contra el tronco, hundiendo su brazo dentro de este. Lo miré sorprendida, su golpe había sido sumamente fuerte, su brazo estaba dentro del tronco y de no ser porque este era demasiado grueso, lo hubiese traspasado.

―Nuestro Taijutsu es muy reconocido por el poder de sus golpes y porque también como poseedores del byakugan podemos dejar sin oportunidad al oponente.― Goro sacó su brazo del árbol.

Miré desilusionada mi golpe el cual apenas había dejado una marca en aquel árbol.

―Ahora debes mejorar el control de chakra.

Suspiré cansada. Tanto chakra almacenado dentro de mi cuerpo parece un desperdicio al nunca usarlo y mucho menos saber como.

―Acumular chakra en tus manos es esencial, mientras mas chakra más fuerte será.

―Ya veo... ¿Tu me enseñarías?― Pregunté suplicante.

Rió tímidamente, con su mano golpeó mi hombro suavemente, desilusionada ya sabía la respuesta.

―No puedo, Yagura, en realidad tengo muy poco tiempo libre, pero me siento bien ayudándote estas dos horas ¿Mañana a la misma?

―Lamento tomar tus descansos.

En realidad me sentía apenada, él daba dos horas libres que tenía en la tarde, pues como líder de clan era consciente de sus tareas y más que nada el tiempo de calidad que debe tener con su prometida.

―No sé cómo agradecerte por ayudarme...

―Con que te hagas más fuerte es suficiente.― dijo Goro con una hermosa sonrisa cálida.

El gañido de un halcón llamó nuestra atención, este se acercaba a mi desde lo lejos, pude notar que este traía una nota en su pata, alcé uno de mis brazos dejado que el halcón lograse pararse en el.

―¿Te gusta la cetrería, Yagura?― Preguntó curioso mirando el ave sobre mi mano.

Tomé la nota.

<Apúrate.>

Suspiré con fastidio, ahora parecía mi padre y enviar a un halcón era completamente innecesario.

―La verdad es que no, es de Madara.― Respondí, impulsando al ave para empezar volar.― Ya es hora de que me valla.

―¡Te acompaño a la entrada!

―No es necesario, Goro, tienes cosas que hacer.― Palmeé su mejilla suavemente.― Nos vemos mañana.

Finalmente me despedí, caminando hacia la salida de su distrito, sin poder cambiar el atuendo que Goro me había dado para el entrenamiento pero sabía; que hacer esperar a Madara era suicidio.

Observé a Madara a lo lejos, recargado en la pared de una casa esperando por mi, y lo diré de nuevo, parece mi padre.

Caminé hasta él, obteniendo su atención, alcé mi mano en saludo, intentado quitar su serio rostro, pero sólo recibí una cara aún peor. Rápidamente se acercó a mi, tomando mis manos.

―Te dije que te cuidaras.

―¿De qué?

―De esto.

Miré mis manos, mi sangre traspasaba mis vendas, estos últimos tres días que he estado viniendo con Goro mis nudillos salían completamente lastimados, y aunque ese no era un impedimento para entrenar, a Madara le molestaba verme de esta forma.

―Vamos, en casa arreglamos eso.

Asentí, ocultando mis vendas sangradas, no quería ver como estaba por debajo de ella.

Iniciamos nuestro camino en silencio, la diferencia entre todos los silencios que hemos pasado, este ha sido el único incomodo, había algo que él quería decirme y de eso estaba segura, pero en mi caso, prefería no escuchar.

―¿Y esa ropa?

Miré mi atuendo, recordando lo que Goro me había explicado.

―Es ropa de entrenamiento, los Hyuga la usan para mayor comodidad, me la ha regalado Goro.― Respondí sin importancia.

―¿Goro?

―Si, él ¿Por qué?

―¿Desde cuando lo llamas Goro?

Lo miré confundida, sin entender su pregunta. Pero si lo pensaba bien él tenía razón, mi amistad con él era más cercana, ya no usábamos honoríficos en nuestros nombres y realmente era algo de lo que no me había percatado.

―¿Otra vez estas celoso?― Insinué divertida, mirando como su rostro obtenía un tono rojizo.

―¿Quieres que lo niegue?

Negué con la cabeza.

―Si estas tan celoso... ¿Por qué me dejas venir?― Tomé su brazo, obligandolo a mirarme.

Un suspiro salió de sus labios, con una de sus manos tomó sus sienes, masajeando estas.

―Sé que quieres dejar de sentirte débil, también sé que te molestaba el que estuviese entrenando todo el día y ya veo que se siente...

―La diferencia es que tu sabes donde estoy...

Quizás mis palabras sonaron resentidas, y a decir verdad si lo eran, había acumulado cierto odio al estar sola en aquella casa, sin tener con quien hablar esperando a que él llegase, cruzar tres palabras y finalmente dormir, eso no era la vida que esperaba, aunque bueno, esto tampoco inició con amor.

―Te llevaré a entrenar conmigo el fin de semana, dije que no iría en un tiempo, pero ahora que te interesas por esto... me gustaría enseñarte algunas cosas.

Emocionada, abracé su cuello, aunque sólo una vez en mi vida lo he ido a ver, ahora aprendería de él, pero en realidad lo que más me emocionaba era recorrer donde entrena, si bien algunas veces actuaba extraño, estaba segura de que algo pasaba cerca.

Sé que dije no investigarlo, pero más que por mis hermanos, lo haría por mi ¿No es así? Ellos no tienen porque saber lo que sucede ahí, espero.

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¡25 votos y continuo!

Shikas, tengo planeada una parte de la historia hablando acerca del día en que Yagura y Madara se vieron por primera vez 7u7 como un especial o algo parecido, no sé si les interese la idea:p

Gracias por leer y votar!

-Nova.


El Verdadero Sentimiento Uchiha | Madara Uchiha |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora