El día martes un fuerte ruido de cacerolas chocando hizo que Louis y yo despertaramos, aunque mi amigo terminó cayéndose de la cama.
— ¿Estás bien? — le pregunté mientras tallaba mis ojos.
— Por supuesto. — respondió parándose — El piso es igual de cómodo que la cama. — añadió sarcásticamente.
El rostro sonriente del tío Dan nos observaba desde la puerta de la habitación.
— ¡Arriba, muchachos! — exclamó — Nos espera una deliciosa barbacoa y una magnífica tarde de fútbol. A vestirse, rápido. — dicho eso, salió de la habitación.
Tomé mi celular y éste marcaba las 09:30 AM. Deseaba seguir durmiendo, pero eran unas mini-vacaciones, no podía pasármela durmiendo.
Con esfuerzo caminé hacia el ropero de la habitación, donde habíamos guardado nuestra ropa el día anterior.
Jeans negro, camiseta negra con unos estampados en blanco y unas Nike negras.
— ¿Listou, tío? — preguntó Lou hablando en español. Reí y asentí.
— Vas aprendiendo. — guiñé mi ojo derecho.
Salimos de la habitación y bajamos hacia la cocina, sin embargo, allí no había nadie. Salimos al patio trasero y allí se encontraban todos.
— Buenos días, príncipe. — mamá se acercó a mí y beso mis mejillas.
— Mamá... — alargué la palabra en forma de reproche. Pero permití que lo hiciera, quizá sería una de las últimas veces que lo hacía.
— Bruno, acompáñanos a hacer las compras. — pidió mi abuelo — Tu también, niño.
— Por favor, señor Diego. No me diga niño. — dijo Lou mientras hacía unos movimientos con sus manos.
— Como digas, niño. — respondió — ¿Ustedes vienen? — preguntó a las mujeres.
— No, padre. Iremos a una peluquería. Nos vemos en un rato. — habló mi madre, tomó su bolso y las tres se marcharon.
Daniel fue en búsqueda de las llaves de la camioneta del abuelo y luego nos fuimos hacia el garage de la casa.
Nos subimos a ésta y nos dirigimos al gran supermercado.Compramos mucha -demasiada- carne, verduras y algunas bebidas.
De vuelta a casa nos pusimos a asar las carnes. Louis, al no saber cómo hacerlo, tuvo que preparar la ensalada y por poco no se queda sin el dedo corazón.
— En mi defensa diré que los cuchillos de ésta casa son muy filosos. — dijo después de casi cortarse.
Todos reímos y seguimos con las tareas.
Media hora después, las mujeres volvieron y todas con un nuevo look. Mamá se había cortado el flequillo, Sammy tenía unos grandes y bellos bucles, y la abuela se había teñido el pelo, según ella las canas comenzaban a asomarse.
Para el mediodía ya estábamos todos almorzando la deliciosa carne asada junto a la desabrida ensalada que preparó Louis.
— Creo que tiene demasiado... Vinagre. — dijo la abuela. Louis fingió -demasiado bien- estar dolido — Pero esta rica, sí. Muy rica.
— Gracias, señora Manuela. — sonrió mi idiota amigo.
— Rápido, muchachos. Ya debemos irnos para el estadio. — habló mi tío Dan mientras se ponía de pie.
— ¿Ya? — cuestionó Louis triste — Señora ¿podría guardarme un trazo de carne para más tarde?
La abuela comenzó a reír y asintió con su cabeza.
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EVA #1 #PGP2017 #IvyAwards2017 #PNovel
רומנטיקהBruno es un joven que, a pesar de su corta edad, ha sufrido mucho. Desde el desprecio de su padre hasta la muerte de su madre. En un intento de olvidar todo, recurre al bar 21 para embriagarse. Pero lo que menos imaginaba es que allí conocería el am...