Capítulo 2

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— ¡Mami! ¡Mamá! — grité con todas mis fuerzas aquella tarde que la perdí en el parque.

Era un fin de semana muy caluroso del mes de junio y mamá decidió llevarme al parque por lo que yo no me opuse ya que era un niño de seis años amante de la naturaleza y los columpios.

Fuimos al parque más cercano a nuestra casa que también era el más grande de la ciudad. Ocupaba toda una manzana y tenía una gran variedad de juegos, desde grandes toboganes hasta el más diminuto arenero.

Y ahí estaba yo, completamente emocionado por subirme a cada uno de los juegos y pasar una linda tarde junto a mi madre.

Papá no había podido ir con nosotros ese día, según él tenía mucho trabajo.

— Cosas de adultos. — me respondió cuando le pregunté qué estaba hablando por su teléfono.

Pero yo estaba cien por ciento seguro que escuché la palabra "cariño" salir de sus labios. Sin embargo, no dije nada.

Estaba felizmente jugando en un columpio que prometía llevarme a las más grandes alturas cuando un pequeño perrito se paró frente a mí.

Juro que era el perro más bonito que había visto y quería tenerlo en mis brazos, darle todo el amor que se merecen los animales. Por lo tanto me bajé del columpio y caminé hacia él. Pero el pobre animal se asustó y salió corriendo espantado.

Lo más sensato que se me cruzó por la cabeza a mi corta edad fue seguirlo.
Corrí y corrí varios metros hasta que finalmente lo alcance. Estaba escondido dentro de un tobogán, me acerqué despacio hacia él hasta que pude tocarlo.

Al sentir mi tacto se sobresalto un poco pero cuando se percató de mis caricias en su vientre se quedo pacífico. Supongo que le agradaban mis caricias.

Habían pasado unos cuantos minutos hasta que me dí cuenta de que me había alejado mucho de mamá.

Gritaba a todo pulmón pero parecía que nadie me oía. Comencé a llorar de solo pensar que jamás me encontrarían pero una niña apareció, era un poco más mayor que yo pero parecía ser buena.

— ¿Qué te sucede? — me preguntó mientras se agachaba para ponerse a mi altura.

— Perdí a mi mami. — le contesté sollozando.

— Ven, vamos a buscarla. — dijo y luego tomó mi mano.

Fue ahí entonces cuando sentí que todos los temores desaparecían, que la seguridad invadía mi cuerpo, igual que lo sentía cuando mi madre me abrazaba.
Sonreí al saber que de cierta forma estaba a salvo.

— ¿Cómo te llamas? — me preguntó mientras caminabamos por aquel gran parque, intentando encontrar a mi madre.

— Soy Bruno. — le dije mostrando una sonrisa, en la cual faltaban algunos dientes de leche.

— Que bonito nombre, yo soy...

— ¡Bruno! — escuché la voz de mi madre que había interrumpido a la agradable niña casi adolescente.

— ¡Mamá! — grité al verla. Le solté la mano a mi "salvadora" y fui corriendo hasta mi madre, quién me estrecho entre sus brazos. Dándome toda la seguridad que una madre puede brindar.

— Mi niño, pensé que no volvería a verte. Me diste un gran susto, ¿dónde estabas? — me preguntó mientras recorría mi cuerpo con su mirada, asegurándose de que estuviera bien.

EVA #1 #PGP2017 #IvyAwards2017 #PNovelWhere stories live. Discover now