Capítulo 3

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El lunes llegó, lo que significaba que debía despertarme temprano e ir a inscribirme a la universidad. El capricho de mi padre. No digo que no quisiera estudiar, es sólo que aún no estaba seguro de qué quería ser por el resto de mi vida.

La mañana anterior desperté muy temprano por pedido de Edward. Me llevó a desayunar a una cafetería cercana a casa y me dejó bien claro lo que él esperaba que yo hiciera, en otras palabras, cumplir con todo lo que me pedía. Sin embargo, mientras él hablaba, en lo único que podía pensar era en la fantástica noche que había pasado con Eva. Aunque los recuerdos eran algo vagos, recordaba perfectamente el sabor de sus labios, la delicadeza de mis caricias, cada lunar o peca que marcaba su cuerpo y otros detalles que, pueden parecer sin sentido, pero para mi tenía un gran valor.
Eva era la única mujer con la que me había acostado, por lo que, de cierta manera, la convertía en una persona especial para mí. Era la única que me había visto tan vulnerable como puedes estar cuando estás desnudo. Eso significa muchísimo.

Mi padre había notado que no estaba frente a él, sino en el planeta Eva. Me sacó de mis pensamientos y me dió todas las indicaciones para inscribirme.

Me había levantado a las siete de la mañana, ya que la universidad abría a las ocho y quería terminar con eso lo más rápido posible.

Desayuné junto a mi madre, hoy debía ir a una de sus sesiones de quimioterapia. Me ofrecí a acompañarla pero ella se negó y dijo que una amiga de ella le haría compañía.

Subí nuevamente a mi habitación a quitarme el pijama y ponerme ropa decente. Un jean negro con algunas partes rasgadas -como se usan ahora- y una remera blanca junto a mis Adidas favoritas. Cepille mis dientes, traté de peinar mi cabello, ya que por lo general va para el lado que quiere y me fui de mi casa en mi regalo de cumpleaños. Un BMW x4.

En cuanto cumplí los dieciocho años, mi padre me mandó a hacer mi licencia de conducir y cuando volví a casa con todo aprobado me encontré con mi bebé. Así lo llamaba.

A pesar de que no me gustan ese tipo de regalos, no podía negarme a él. Mi padre ya me había advertido que no pensaba ser mi chófer y llevarme de aquí para allá. Por lo tanto, el regalo fue su forma de dejarmelo bien claro.

Encendí mi estéreo y dejé que mi lista de reproducción comenzara a sonar.
Maroon 5 hizo presencia en el auto con payphone. Amaba esa canción, así que me puse a cantarla hasta que, luego de un corto viaje, llegué a la universidad de San Francisco.

— ¡Buenos días! — me saludó la mujer de secretaria.

— Buenos días. — dije mientras buscaba en una mochila que traía en mis espaldas, los papeles que debía mostrarle — Aquí está mi certificado de secundaria, mis documentos, licencia de salud y todo lo necesario.

— Perdone, ¿usted es el señor Palvin? — dijo la mujer mientras revisaba unos archivos de su computador.

— Sí, disculpa. Soy yo.

—Bien, su padre ya pasó el día viernes y pago todo lo necesario; inscripción y cuotas... — siguió viendo la pantalla.

¿Viernes? Pero recién el sábado me había dicho que debía estudiar.
De seguro tenía todo planeado el desgraciado, debía hablar con él lo antes posible. Aún así sea en vano.

- Así es... - dije suspirando y dándole una sonrisa algo chueca.

- Aquí dice que está inscripto en la facultad de administración de empresas. - asentí con la cabeza - Bien, las clases comienzan en una semana y media. Los libros necesarios están en la biblioteca del campus, debes ir a retirarlos y pagar lo correspondiente. Al ser tu primer año, se te brindará un profesor particular que te ayudará cuando tengas algún inconveniente con alguna clase. - tecleó un par de palabras y segundos después comenzó a imprimirse un par de cosas - Ten. - estiró su mano frente a mí, dándome el papel que había imprimido - Estos son los horarios de tus clases, el resto de las cosas se te irán informando conforme vayas avanzando en la carrera. Que tenga buen día.

EVA #1 #PGP2017 #IvyAwards2017 #PNovelWhere stories live. Discover now