Esta historia no me pertenece, sólo la traduzco de inglés a español con la autorización de la autora.
La historia original pertenece a @ChiminieOppa.
Si les gustan los capítulos traducidos, voten por ellos también directamente en su historia, ella e...
Suspiré al mirar alrededor. Estoy derrotado. Miré la ampolleta y suspiré nuevamente, más fuerte que antes.
—¡¿Por qué siempre me pasa esto a mí?!—me quejé, mientras me lanzaba al sillón de mi departamento. Bueno, esto es lo que pasa cuando desobedeces a tus padres ricos.
Soy Park Jimin, el hijo del CEO de Big Hit Company. Yo en verdad no quería ser parte de su compañía, así que me fui de casa y comencé a perseguir mi sueño: bailar. Vivo en un pequeño departamento, trabajo en una pequeña librería y también trabajo a veces en el estudio de grabación.
Mis padres... Los amo, sí, pero a veces no tanto.
Me refiero a que, amo a mi mamá, porque ella me apoya muchísimo. En cambio, mi padre no lo hace, así que simplemente lo detesto por eso. De todas maneras, estoy feliz de que no me hayan mimado mucho cuando era menor o algo así, entonces sí que hubiese sido un mocoso, rico y molesto.
Mi celular comenzó a vibrar, lo tomé y respondí tan pronto como pude.
—¿Hola?
—¡Mi bebé! ¿Cómo estás, cariño?—sonreí al escuchar la voz femenina en la otra línea.
—Estoy bien, madre. ¿Cómo estás tú?
—También lo estoy, hijo. Me alegra oírte. Aunque, bueno, en realidad te llamaba porque... quería invitarte a nuestra fiesta de la compañía, mañana —dijo, con mucho entusiasmo.
—Mamá... Ya sabes que nunca voy a eventos de ese tipo.
—¡Pero cariño! De verdad quisiéramos que la gente te conociera...
—Eso sucedió hace años atrás, ¿y qué pasó? Me secuestraron.
—Bueno, es cierto... ¡Pero! Ya sabes, aún podemos mandar algunos guardias para que te cuiden, o tú podrías simplemente... volver a casa...
—¿Y vivir con papá? De ninguna manera. No. Estoy perfectamente bien aquí, madre.
—Aish, bebé... siempre eres tan terco. Bien, debo irme ahora. Depositaré dinero en tu cuenta bancaria.
—Ok, ¡gracias mamá! Te veo luego.
—Te amo, adiós.
—También te amo —dije sonriendo, y luego colgué. De repente las luces se volvieron a encender— ¡Joder! Ya era hora. —Dejé mi celular en la mesa.
Ah, ser un chico rico es en verdad difícil.
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