Capítulo 3: "Bajando la guardia".

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Capítulo 3

El cuerpo de Jun hubiese golpeado completamente con el suelo sino fuese por los agudos reflejos de Minghao que lo vio cerrar los ojos. Su grito se había escuchado como un eco tenebroso en los pasillos abandonados de esa organización vieja y húmeda.
Unos pasos se acercaron a él y Minghao no tenía las fuerzas necesarias para hacerles frente, aun así, eso no era necesario. Las sombras se acercaron y levantaron a ambos del suelo.

—Esta deshidratado, Jihoon-hyung, un sobre y una botella por favor.

Seungkwan cargó a Jun hasta dentro de la habitación y lo recostó encima de un sillón viejo. Jihoon sacó de la mochila lo solicitado, luego de dejar a Minghao sentado en una silla y preparó la solución salina para que Jun la tomara.

—¿Hace cuánto no comen? —1122 miró a The8 preguntándole y el negó. —¡Minghao!

—Desde que estamos aquí. —confesó cerrando los ojos, sintiéndose mareado de la misma forma.

—Hyung, Jun tiene un roce de bala en la mano, gazas y alcohol por favor. —Jihoon fue hasta Seungkwan le dejó lo que necesitaba y le dio al menor de los chinos, el mismo líquido para que lo tomara.

—Estábamos en Shenzhen, la ciudad natal del hyung cuando recibimos una llamada de alerta de este lugar. —Minghao se quejó al tomar una buena postura en la silla. —Llegamos antes de que las fronteras se cerraban y, según las coordenadas, él envió la señal de auxilio.

Jihoon miró a Lars sobre la mesa de madera, una improvisada camilla, el hombre respiraba tranquilamente mientras trataba de sobrevivir al disparo que tenía en su abdomen. El agente Diamond siguió con su relato, habían encontrado oxígeno en la vieja enfermería y lavaron las mascarillas para poder mantener con vida al otro, Jun tuvo que sacarle la bala del abdomen con un cuchillo afilado. Luego de aquello, se turnaban para poder buscar la salida o ayuda.

—Luego todo se convirtió en un caos. Para evitar que la gente saquee, prolongaron los toque de queda por las noches, No podemos ir más lejos con Lars en ese estado, era un riesgo.

—Ya veo. —JiHoon estaba sentado en cunclillas y se levantó con un suspiro pesado. Dando un suave apretón de confianza a Minghao, sacó su chaqueta.

—¿Qué harás hyung?

—¿Dónde está el generador que ibas a arreglar?

—¿Cómo lo sabes? —dijo el menor con sorpresa.

—¿A eso ibas no? Tu no dejarías a un enfermo al menos que fuera algo importante. —JiHoon terminó de arremangarse las mangas de la camisa y miró serio a Minghao. —Bien, ¿dónde están esos electrodos para repararlos?

—En el subsuelo, pero ten cuidado el piso está mojado hyung.

Diciéndole que no se preocupara, 1122 salió de aquella oficina abandonada para adentrarse en los oscuros pasillos goteantes de la oscuridad absoluta. En sus días, la fortaleza había sido cuna de tecnología y estatus, pero, ya solo eran paredes mohosas y húmedas. De luces verdes, amarillentas y objetos muy viejos. Seungkwan pensaba lo mismo luego de atender a Lars y ver las espadas de los chinos a un costado junto con armas dignas de la Segunda Guerra Mundial, con pocas municiones. Diablos, su abuelo había disparado una 45 y ahora volvía a verlas casis oxidadas como única opción.

[♣]

Joshua observaba la infusión caliente frente a él en aquella mesa. No iba a beberla por más que su cuerpo le suplicara hacerlo. No. Él sabía que el polvo blanco aun dando vueltas en el líquido era una especie de droga.
Había llegado desde Taiwán apenas recibió el mensaje de ayuda de Lars, desde su estadía allí, se había refugiado en un hotel de buena clase y sin custodia. Cuando le envió el mensaje a SeokMin, estaba en plena lucha, habían logrado rescatar a Lars y envió a los chinos a buscar refugio mientras el trataba de sacar información.
Aún era ese joven expuesto al mundo que todo el mundo político reconocía y estaba seguro que aún manejaba influencias luego de su milagroso reencuentro con la vida. La situación era por más desesperante, esa noche lo llamaron para una cena con el Primer Ministro, responsable de todo este embrollo, pero, no había cena alguna. Lo llevaron hasta una pequeña oficina, estaba bien vestido mientras que en los pasillos iba y venía gente vestida casualmente, fumando y lo observaban de pies a cabeza como si quisieran robarle algo en ese momento.
La mujer que le trajo el té, tenía varios días sin dormir, temblaba como una hoja delatándose. No había señales de la persona que quería ver. Todo olía mal, desde que el ultimo avión dejó esa ciudad.

Operation LOTTO: "City Of Dice"Where stories live. Discover now