Capítulo XXXIV: La noche más hermosa.

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Sus labios tomaron los míos, dándome esa sensación que tanto me gustaba, una de sus manos tomó mi cintura, donde la cinta que mantenía mi Yukata en su lugar desapareció en un movimiento. Con lentitud nuestros labios se separaron, de ese corto beso, su mano tomó mi barbilla, haciéndome estirar el cuello, dando paso a las caricias de su nariz, sus húmedos labios pasaban por mi cuello, esas sensación había regresado, un apenas audible gemido salió de mis labios. La respiración de Madara contra mi hombro erizada mi piel, una de sus manos entró por mi Yukata entreabierta, acariciando mi espalda desnuda, mientras bajaba una de mis mangas suavemente, acariciando cada zona por la que la yukata caía. Pasaba su nariz desde mi clavícula hasta el inicio de mis senos.

 ―Suave...― murmuró sobre mi pecho, dejando un pequeño beso.― Hermosa.― susurró sobre mi oído, haciendo que su aliento nublase mis sentidos.

Mi Yukata había desaparecido, con suavidad tomé la cinta de la cintura de Madara, desatando esta con una lentitud tortuosa para ambos. Él sólo se mantenía acariciando mi desnuda espalda, besando la extensión desde mi cuello hasta mi pecho. Su traje desapareció al igual que su pacífica mirada, su pecho desnudo ante mi, esos pantalones con vendas en los tobillos seguían ahí, pero ahora era lo de menos. Con lentitud acerqué mi rostro hasta su pecho, dejando un corto beso en este.

Este hombre es mío.

Madara tomó mi nuca, uniendo nuevamente nuestros labios, en un largo y suave beso, estos se movían en tiempos parecidos y nuestras lenguas chocaron más de una vez, dejándome probar el sabor de sus deliciosos labios y sentir su suave aliento.

―Sabes a té...―murmuré, nuestros labios eran unidos por un apenas visible hilo de saliva.

De nadie más.

Mis manos acariciaban su trabajada espada, unidos en un beso nuevamente, cada uno más apasionado que el anterior. Con suavidad Madara acariciaba mi espada baja, acercando nuestros cuerpos en el acto, mi pecho pegó con el suyo, su cálido cuerpo rodeaba el mio.

―Maravillosa dama.― sus palabras resonaron en mis oídos.― Eres mía.― susurró con un camino de besos desde mi clavícula hasta mi oído, mordiendo ligeramente mi lóbulo.

Con cuidado nos movimos, mi espalda chocó con la fría madera de la casa, una de mis piernas rodeo su cadera, mientras con la otra sostenía mi peso. Madara pasó una de sus suaves manos por mi muslo, acariciando este con su dedo pulgar, la sensación hacia arder mi pecho, la pasión nos dominaba y sus besos me enloquecian.

Dejando los besos en el cuello de lado, Madara llego a mis labios, aprisionando estos con suavidad, la necesidad era palpable. De un movimiento sentí mi feminidad apretarse, Madara me incitaba.

―Te necesito.― Habló entre besos, acercando más nuestros cuerpos.― Me necesitas.― uno de sus dedos contorneo mi cuerpo, desde mis muslos hasta mis senos.

Abrí mis ojos, buscando los suyos, observándome maravillado, así como yo a él lo veía. Pasé mis manos a su rostro, acariciando este, rojizo y apunto del colapso, al igual que yo.

Devorando mis labios, el choque de nuestras lenguas haciéndolo más apasionado, mis manos pasaron a su cabello, tomando este con fuerza, un gemido involuntario salió de mi, Madara se acercaba demasiado, haciéndome sentir su pronunciada erección.

Tomando mi cuerpo entre sus brazos, Madara me llevó al futón, acostándome suavemente en el, acariciando cada zona de mi cuerpo posible, dejando pequeños besos por cada lugar que sus manos tocaban. La cinta de sus pantalones cayó, junto a estos. Su cuerpo sobre el mio, otro gemido sonoro salió, mis piernas respondieron ante el acercamiento de Madara, rodeando su cadera con mis piernas, haciéndome sentir aún más su erección.

―Te amo.― susurró sobre mis labios.

Un gemido ahogado salió de mi, mi interior era llenado por él, no se movía, se mantenía dejando suaves besos en mi rostro y pecho.

―M-Muevete...― balbuceé, cuando finalmente sentía ese placer de nuevo.

Sus movimientos eran suaves, lentos, tortuosos, como aquella vez, mis manos tomaron su espalda, arañando esta con fuerza, esta vez no existía el dolor, sino el placer que gobernaba la mente de ambos. Los gemidos de Madara apenas eran audibles, pero su voz ronca lo hacía sonar tentador.

Nuevamente junté nuestros labios, ahora sus movimiento eran más rápidos y profundos, haciéndome sentir como en cada estocada tocaba fondo. Mi cuerpo cada vez se calentaba más, las sensaciones se juntaban y mis gemidos sólo eran cubiertos por los labios de Madara. Una corriente recorrió mi cuerpo, el placer me había hecho tocar fondo, llegando el al final, mis brazos tomaron el cuerpo de Madara, aprisionandolo junto a mi pecho. Un gemido salió de los labios de Madara, y la sensación de su clímax también llegó, llenando mi interior.

Ambos sudados, con la piel caliente y la marca de esta noche en nuestro cuerpo. Se dejó caer a mi lado, abrazando mi cintura y depositando un pequeño beso sobre mi hombro, su respiración era agitada, al igual que la mía, giré mi cuerpo hacia él, no sin antes cubrirnos con las sábanas, mirándonos fijamente, la primera vez no tiene comparación con esta noche.

―Te amo, Madara.― tomé su mejilla, acariciando esta.

―Yo a ti, hermosa.

Sonreí levemente, dejándome abrazar por aquel hombre que ahora era dueño de mi mente y cuerpo. Cerré mis ojos, dejándome llevar por la calidez de sus brazos.

Madara ha hecho de esta noche, la más hermosa que he pasado.

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Yadara es real chicas ❤

El primer lemon que escribo en mi vida xD no es el mejor pero intenté meter más sentimiento que perversión xd espero les guste ❤ porque acaban de arruinar mi idea de no escribir lemon:'v

Por cierto, esto es importante (bueno para mi xd) Tenía la idea de hacer una novela de Sasuke Shinden, bueno, para ser exacto, una novela durante el largo viaje de Sasuke, con su romance y todo xD quería saber si a alguna le gusta la idea:p porque a mi me encanta y ya he iniciado a escribirla.

Gracias por leer y votar!

-Nova.

El Verdadero Sentimiento Uchiha | Madara Uchiha |Where stories live. Discover now