Capitulo 4°

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Conforme iban pasando las semanas el mundo se giraba de cabeza para cierto azabache quien después de recoger su auto y dar unos cuantos detalles al contrato supuso que desde entonces no volvería a saber nada de aquel joven que lo atendió ese día. Estaba aliviado porque ya no tendría que pedirle a su chófer que lo llevase a diferentes sitios a donde necesitaba ir y algunas veces tener que cruzarse con su padre.

Casi siempre se mantenía ocupado incluso los fines de semana y hasta su cumpleaños, más allá de la responsabilidad quería huir de algo, algo que hace mucho había perdido y que hoy en día ya ni siquiera sabe lo que significa o al menos eso quería creer.

En una de esas tarde donde yacía manejando su auto para regresar a casa se le ocurre cambiar de ruta y dirigirse al centro para visitar una cafetería que hace días un trabajador suyo le recomendó. Quizá cambiar un poco el día a día no le caería mal.

Al llegar a su destino buscó un sitio do de estacionarse y una vez detuvo el auto, activo la alarma. Entró al local todo el espacio era muy limpio y ordenado, las mesas bien acomodadas sin obstruir el camino. Algunas plantas servían de decorativo, lo que más le gustó fue el suelo de madera.

Un grupo de cinco mujeres conversaban muy entretenidas hasta que una de ellas hizo que sus demás amigas guardaran silencio y señaló discretamente al cierto azabache quien caminaba tranquilo a la mesa vacía que se encontraban atrás de la suya.

— Es tan guapo — Dijo una de las chicas de una forma muy risueña.

— Los tipos serios como él me encienden la imaginación — Comentó la otra suspirando complacida.

— ¿Tú crees que acepte sentarse con nosotras? Un hombre como él deben ser interesante — Agregó su compañera que se sentaba al lado de ella.

Y así continuó el cuchicheo, Cole quien desde hace rato había notado el comportamiento de aquel grupo de mujeres simplemente miraba la escena sintiéndose extraño de recibir este tipo de atenciones. Sin inmutarse siguió su camino y antes de cruzar dicha mesa se detuvo.

— Buenas tardes — Saludo y se paso de largo.

Las mujeres se quedaron impresionadas por unos cortos minutos hasta que comenzaron a gritar de la emoción y con las mejillas sonrojadas. Acto seguido voltearon y una de ellas agito su mano devolviendo el saludo levantándose de su asiento hasta que su compañera la volvió a sentar mientras reía.

— No puede ser, su voz es muy profunda y varonil — Volvió a decir una mientras se recostaba sobre la mesa con la mirada perdida.

— ¡Oh por dios, oh por dios! ¿Debería conseguir su número?

— ¿Y si lo secuestramos? — Propuso una de ellas.

— ¡Buena idea! ¿Quien de ustedes trajo su auto?

— Chicas, ese hombre esta sentado a nuestras espaldas, bajen la voz — Una de la chicas de cabello color miel quien había estado callada desde hace un buen rato se atrevió a hablar siendo la única que se dio cuenta de que estaban llamando mucho la atención.

Cole escuchaba lo que decían, que no haga caso ya era otra cosa aunque a decir verdad le generaba gracia el tipo de comentario que algunas chicas decían hacia su persona.

¿Él realmente era como lo describían?

Ni siquiera se puso a pensar en eso.

Una vez pidió su orden se dispuso a pasear su mirada a todo el espacio de aquel local hasta detenerse en la entrada y la persona con quien descartó la posibilidad de volverlo a encontrar aparece casualmente. Jay traía un par de bolsas de papel, él vestía unos jeans azules, camisa blanca y una chaqueta negra junto con unos botines de color mostaza. Cole creyó que no alcanzaría a verlo pero nuevamente se equivoco. Ahora el castaño lo saludaba agitando su mano libre mientras sonreía mostrando los dientes.

Mi Secretario (Ninjago) [Finalizado]  Where stories live. Discover now