Capítulo 32: Inglaterra y el chofer personal.

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Abby.

Eran aproximadamente las diez de la noche –al menos en Miami lo es, aquí deberían ser las tres de la mañana, creo– tardamos diez horas en viajar a Inglaterra por ciertas complicaciones en el vuelo y ademas de la distancia. Por un momento sentía que el avión iba a caerse, hace mucho tiempo que no viajo en uno, casi entro en pánico y me pongo a llorar en el pasillo, lo bueno es que no fue así y estoy sana y salva. Estaba rogando de que llegáramos pronto a este lugar, sentía que mi trasero se estaba aplanando.

Necesito estirar las piernas.

Bajo del avión con precaución de no rodar por las escaleras y hacer el ridículo, había sido un viaje algo molesto, sobre todo por un bebé que no paraba de llorar y ademas que había una persona sentada detrás de mi roncando muy fuerte para mi gusto, es por eso que prácticamente no pude descansar nada en el avión y vengo bastante cansada que probablemente caería rodando por las escaleras.

Trato de mantenerme en pie y despierta, ya tenía mis maletas en mano así que podría salir de aquí pronto, pero para llegar a la casa de mis abuelos tenía que tomar algún taxi y pareciera que no hubiera ninguno cerca, prácticamente aquí eran las tres de la mañana y supongo que por eso no hay ni un mísero taxi.

Excelente, gracias mamá por haber comprado un pasaje de avión sin pensar en la diferencia de horario.

Sentía que me venía un dolor de cabeza horrible, creo que es porque no descanse lo suficiente y además que no logro pensar en que demonios me iré y eso me enoja. No puedo irme caminando, la casa de mis abuelos está a varios kilómetros del aeropuerto.

Siento que alguien golpea mi hombro bruscamente logrando botar una de mis maletas al suelo y mi mochila. Demonios, lo que me faltaba. Miro molesta al responsable, quien era un chico peli negro que caminaba apresurado.

¿Con que te quieres escapar, eh?

—¡Oye tú, fíjate por donde caminas, animal! —le grito en su dirección. Prácticamente se estaba yendo sin siquiera pedirme disculpas el muy estúpido.

El peli negro se voltea a verme, veo que tiene unas gafas negras que hacen juego con su cabello, me mira molesto por como lo llamé.

—Me llamo Jeremy, no animal —dice elevando sus gruesas cejas.

—¿Ah, sí? No me interesa, animal —me cruzo de brazos.— Ni siquiera te disculpas por lo que hiciste.

—Tú estás estorbando en el camino —me sonríe forzosamente.

Me abstengo de ir y darle un puñetazo, o sea, son las tres de la mañana como para agarrarse a puñetazos con un maldito engreído. No tengo las ganas ni el tiempo por lo que sólo lo ignoraré esta vez.

—Piérdete —digo agachándome para recoger mis cosas y salir lo mas pronto de aquí. Quería llegar a la casa de mis abuelos y dormir plácidamente hasta el próximo año.

Veo que un taxi se acaba de estacionar en la entrada del aeropuerto por lo que rápidamente voy y me subo dentro. Era una taxista. Me sonríe amablemente y le doy la dirección que tenía anotada de la casa de mis abuelos. No tardamos mucho en llegar, pagué por el servicio y le di las gracias. Me acerco a la puerta lista para tocar, aunque dudo que mis abuelos estén despiertos a estas horas de la madrugada por lo que debía entrar de otra forma.

Me acerco hasta la ventana que se encuentra cerca de la puerta principal para ver si esta se encontraba abierta y así poder entrar por ahí, para mi suerte si lo estaba. Así que con cuidado abrí la ventana y me introduje dentro de la casa sin hacer el mínimo ruido posible, me dirijo a la puerta principal y entro a la casa las maletas y mi mochila, ¿qué? no iba a introducir mis maletas por la ventana.

Escuadrón Anti-Chicos© (En edición)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora