Capítulo 28: Decisiones.

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Abby.

—¿Expulsada? —mi madre abre sus ojos más de lo normal. Lleva una de sus manos a su cadera como si no lo pudiera creer.— ¿Qué es lo que has hecho?

Nada, sólo golpee a Sophie y a su amiga por haberme hecho una broma, ¡Ah! Y a Sophie le sangró la nariz, nada importante.

—Sólo me defendía, ¿de acuerdo? —me crucé de brazos tratando de no mirar a mi madre.— Esa tipa provocó esto y es la culpable de mi expulsión.

Veo de reojo que lleva sus manos a su cabello como si estuviera desesperada.

—¿Esto fue obra de Samantha, verdad? —mamá vuelve a mirarme curiosa.

—Quizás sí, quizás no... No lo sé —suspiro encogiéndome de hombros. No estoy de humor como para responder este tipo de preguntas.

—Necesito hablar con ella, Abby —frunzo el ceño.— Necesito hablar con Samantha, por favor.

—No... —me pongo de pie negando con mi cabeza.— Sam hablará contigo cuando quiera, no quiere hacerlo..

Digo mirando el suelo escuchando la voz interna de mi cerebro. Estoy completamente segura que fue ella lo que causó esto, sí, porque ella sabe cuando estoy siendo atacada y es ella la que controla mi cuerpo. Ya lo dije, ella es como un escudo protector. Siento que cada vez que alguien me molesta o dice una cosa hiriente, me lleva a los miles de recuerdos y momentos que pasé cuando fui víctima de bullying. Y ahí es cuando Samantha sale a la luz, ella sabe cuando estoy molesta, estoy sufriendo o simplemente cuando me siento atacada y se apodera de mi cuerpo haciendo acciones realmente agresivas.

—Abby, Mike me contó lo que le hiciste a Sophie —continúa mi madre.— Está molesto contigo y hoy se quedará en casa de su novia para acompañarla.

Vaya, ahora resulta que Sophie se está haciendo la víctima.

—¿Enojado? —elevo mis cejas, sorprendida.— Seguramente esa tipa le inventó otra cosa, le cree más a ella que a su propia hermana.

—Yo hablaré eso con él, pero necesito saber porqué hiciste lo que hiciste —clava sus ojos azules en mi.

—Fui yo, ¿está bien? No culpes a Samantha, lo que hice fui yo... —miento. No sé porqué lo hice, pero no quiero que culpen a Samantha de algo que prácticamente yo hice y así nuevamente me encierren en un psiquiatra hasta no sé cuando.

—¿Y por qué?

—Ya te lo dije, me estaban molestando... —elevé mis cejas.— ¿Qué querías que hiciera? ¿Que me quedara ahí sin hacer nada? ¿Querías que nuevamente me humillaran y golpearan como cuando tenía diez años? —siento como mis ojos empiezan a picar. Mi mamá está dándome la espalda.— Mamá yo ya no tengo diez años, no soy una niña.

—¡Por esa misma razón es que debes controlarte! —voltea a verme alzando su voz. Puedo notar que tiene algunas lagrimas en sus ojos.— Ya eres mayor de edad, tienes dieciocho, cualquier cosa que hagas te culparan a ti y no a tu otra personalidad... Las personas así son, juzgan sin conocerte.

Baja la mirada tratando de no mirarme, algo me dice que tiene miedo de mi, de su propia hija.

—Mamá, mírame... —le pido.

Escuadrón Anti-Chicos© (En edición)Where stories live. Discover now