El tesoro de las profundidades.

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Un buzo con toda la experiencia adquirida a través de los años, andaba buscando un gran tesoro del cual había oído hablar cuando era niño, y todas las noches soñaba con él, y una curiosa voz que lo invitaba a encontrarlo. sus padres nunca habían creído todas las maravillosas historias que su abuelo le contaba.

-Algún día crecerás... -Decía el abuelo, observando un pequeño y viejo libro- Serás fuerte... Mucho más que yo, y entonces tú encontrarás el tesoro y me harás sentir orgulloso; pero debes tener cuidado, existen animales muy peligrosos que ni los grandes científicos han descubierto, y una picadura de alguno de ellos podría no tener cura.

-¿Y qué pasará cuando vaya a aquel lugar? ¿Qué pasará si no encuentro el tesoro? -Preguntaba con angustia-

-Lo harás, y después te convertirás en un hombre muy reconocido.

Y así fue, después de estar en la milicia, entró a la Marina nacional, y subió  de grado hasta llegar a ser un valeroso General, y pudo escoger un cargo que realmente había querido desde pequeño y del cual estaba orgulloso: Buzo.

Se casó, pero antes de que su bebé llegara, su esposa sufrió un aborto. Devastado por la pena se dedicó a buscar el tesoro, hasta que un día cansado de tanto buscar algo que tal vez no se había perdido, lo encontró.

En las coordenadas exactas que su abuelo le había dejado en el viejo libro, encontró un viejo pero no dañado cofre con incrustaciones de diamantes, que se conservaban en los enchapes dorados; se impresionó al ver que no estaba oxidado, o abollado en ninguna parte; nadó con la corriente que lo llevó hasta un pequeño cauce de un río; abrió el cofre y lo primero que saltó fue una corona de oro con piedras preciosas e inmediatamente visualizó a su esposa allí, siguió husmeando el tesoro con cautela y encontró una copa de vino, un par de anillos, unas joyas y monedas de oro. 

Colocó uno de los anillos en su mano, y guardó el resto para su hogar, y volvió a casa luego de un día ajetreado.

Con la monedas lograron pagar unas deudas y abonarle a otras, comprar un par de aparatejos para su casa, juguetes para su bebé y prendas de ropa finas para su esposa, junto con un hermoso ramo de rosas. Y así comprendió que conservar los sueños y luchar para conseguirlos sí vale la pena, y trae una muy buena recompensa. 

Fragmentos en el aireWhere stories live. Discover now