Capítulo 10

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Larrison no había podido pegar un solo ojo en toda la noche. Esa extraña sensación de no tenerla a Brunilda a su lado le impidió descansar. Y a pesar de que ella estaba mejor, de acuerdo a los dichos del doctor Flamini, lo tenía a mal traer la necesidad de resolver todos los problemas que había en la familia.Al levantarse vio que sus hijos varones habían preparado la mesa para desayunar, mientras Keila les servía el té. Y antes de sentarse a tomar algo, le llamó a Alexia para saber cómo había amanecido Brunilda. La respuesta lo tranquilizó y le dijo que no tardarían en llegar para reemplazarla.Todo parecía estar bien. Entonces se decidió que Uriel acompañaría a Keila en el hospital para que Alexia pudiera dormir algunas horas en casa y que Ciro asistiría a clases. Y mientras tanto, Larrison pasaría por la escuela primaria y después buscaría colegio para Alexia.Larrison acompañó a Ciro hasta su escuela y pidió hablar con la directora. Y tuvo suerte enseguida, porque la señora lo atendió de inmediato. Allí le expresó su disconformidad con las notas en materias especiales, teniendo en cuenta que su hijo estaba capacitado para tener notas excelentes en Lengua Extranjera, Música y Educación Física.El diálogo fue en buenos términos, porque Larrison se caracterizaba por ser un hombre educado. Además, en la escuela tenía buena imagen porque siempre se había mostrado como un incondicional colaborador. Eso, tal vez, permitió que la directora lo escuchara bien y analizara el caso sin pérdidas de tiempo. Además, le contó que los profesores de las materias especiales eran nuevos y no conocían a todos sus alumnos.Larrison le contó a la directora que Ciro era alumno desde que tenía 5 años de la Escuela de Música y era titular en el equipo de vóley del club. Además, estudiaba inglés desde que iba a jardín de infantes. Y la misma directora expresó al observar la libreta, que tenía notas sobresalientes en las otras materias y los profesores suplentes le estaban arruinando la posibilidad de tener una libreta digna de ser el abanderado de la escuela.La directora prometió encontrarle una solución y enseguida llamó al profesor de Música para que evaluara al chico, quien respondió sin dudar, de acuerdo a su nivel, a cada pregunta del maestro. Ciro, que también interpretó en el piano una obra de Schumann, culminó leyendo partituras de semicorcheas en compás simple y una escala menor melódica. Frente a los otros profesores, Ciro también se lució y les demostró que habían sido injustos al colocar notas generales sin conocer a sus alumnos.Después de una hora, Larrison abandonó la escuela con la sensación de que se había hecho justicia con el esfuerzo y la dedicación del niño de 10 años. Es que después de evaluarlo, todos aceptaron que habían cometido un involuntario error y le dieron el puntaje más alto sin que nadie pudiera decir que era un regalo. Además, la directora le expresó que sería un orgullo para ellos entregarle la bandera a fin de año...

El otro camino del destinoOnde histórias criam vida. Descubra agora