Capítulo 2

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La espera en San Pablo fue tediosa. Pero más lo fue en Aeroparque. Es que aunque intentaban disimularlo, Larrison y Brunilda no veían la hora de Dios de llegar a casa, abrazarse a sus hijos, jugar con el perro y respirar el aire puro del jardín... Para colmo de males, por culpa de esos chaparrones que nunca faltan en Buenos Aires, el avión tardó más de la cuenta en despegar hacia San Juan.Pero el vuelo fue tranquilo. Llegaron a San Juan y una noche espléndida, con una luna gigante y bien clara que parecía adornar el techo del cerro Pie de Palo los esperaba. También sus hijos, que parecían haber descubierto la felicidad cuando los vieron aparecer.Alexia y Keila corrieron hacia el encuentro de Larrison. Ciro y Uriel, los dos más chicos, corrieron hacia los cálidos brazos de Brunilda. Enseguida, todos se fundieron en un solo abrazo. No hacía falta palabras. Las miradas profundas, dejaban en claro que se habían extrañado muchísimo.Todos tenían una pregunta. Todos esperaban una respuesta. Pero nadie paraba de hablar. La necesidad de decir algo era muy fuerte...-"¿Qué fue lo que más te gustó, pa?", preguntó Uriel, mientras Ciro le preguntaba a Brunilda cuántos metros medía la Torre Eiffel.Keila también quería saber todo sobre el viaje. Pero Alexia, la mayor, los paró y pidió un poco de orden mientras se acomodaba para manejar el auto hacia casa.-"Chicos, papá y mamá deben estar cansados. Ya habrá tiempo de conversar", les dijo.-"Está bien. No hay problema... me gusta escucharlos. Tenía muchas ganas de verlos", dijo Larrison mientras los miraba con ternura.Brunilda, mientras tanto, les acarició las manos y les dijo: "Ya vamos a charlar, chicos. Quiero que ustedes también me cuenten todo... En especial vos, Alexia".La hija mayor, que había cumplido los 18 y estaba a punto de finalizar sus estudios secundarios, la miró y por un momento pareció sentir un hilo de hielo deslizándose sobre su espalda. Igual, no dijo nada.La voz de Meno Fernández, de Los Rancheros, que se escuchaba de fondo en la radio, obligó a cambiar el tema de conversación.-"El sábado vuelven a San Juan. Se presentan en Pocito", contó Keila a modo de información.Keila, como todos sus hermanos, saben que a Larrison le encanta la música de Los Rancheros. Por eso insistió:-"Papá, vas a tener que ir... y vas a tener que llevarnos", le dijo con una voz dulce y compradora. De esas que ponen las hijas, solo cuando quieren lograr su objetivo frente a sus papis. Así, las charlas fueron variando hasta que llegaron a casa. Yateki, el perro que casi nació junto a la familia, salió a encontrarlos. Y armó todo una fiesta ese animal cuando los vio... No podían creerlo.Mientras los dos pibes bajaban las maletas y Larrison jugaba con Yateki, Brunilda, que como toda madre siempre parece tener un sexto sentido, se apartó un poco y le susurró algunas palabras a su hija mayor.-"Alexia, me preocupa el dolor que veo en tu corazón... Quiero que me cuentes todo". Alexia la miró y le sonrió. "Todo está bien, mamá, quedate tranquila", le dijo. Y enseguida agregó: "Estás cansada, por eso te parece que necesitamos algo... Pero todo está bien. Ya habrá tiempo de charlar".Brunilda presentía que algo no estaba bien. Su felicidad, después del viaje de sus sueños, no era plena...

El otro camino del destinoWhere stories live. Discover now