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《79》

El estaba dudando, lo sabía, lo notaba.

Pero yo estaba cansada, cansada de que nunca tuviera las agallas suficientes para besarme.

Sabía porque lo dudaba.

Lo único que lo paraba era su respeto hacía mi.

El creía que besarme era como invadir mi espacio.

El creía que besarme era como sacarme provecho.

Yo sabía que el pensaba que no me merecía.

Y era bastante irónico.

Bastante irónico el hecho de que el único chico que siempre desee que me besara, era el único que creía no merecerlo, cuándo todos los demás que no le llegaban ni a los talones, creían tener poder sobre mi.

Pero estaba cansada de eso, cansada de que pensara que no era suficiente.

Yo sabía que en aquel momento, en medio de su cocina, con todo ese desayuno a nuestra izquierda, con ese perfecto momento, el no me besaría.

Porque creía que me faltaría el respeto.

Porque el conmigo era un chico bueno.

Pero yo estaba cansada de su cara de chico bueno.

Asi que me acerque, lo mire a los ojos y lo bese.

Lo bese, y ni bien el se percato, me agarro de la espalda, atrayendome mas a el.

Me sentía tan completa, tan feliz.

Una de sus manos estaba en mi espalda y la otra un poco mas arriba de mi nuca.

Una de mis manos estaba acariciando su cabello de la nuca y otra estaba en su mejilla, atrayendolo cada vez mas a mi.

Temía despertar, porque eso parecía un sueño.

Y si era la realidad, temía que acabara.

En toda mi corta y no tan feliz vida, estaba segura que ese era uno de los, o si no, el mejor momento de mi vida.

Nos separamos, solo para mirarnos a los ojos.

Yo me sentía nerviosa, no sabía como reaccionaría.

Pero cuándo me sonrió me relaje, y tome la suficiente seguridad como para volver a besarlo.

Sus labios se sentía tan bien.

Eran como una infinita adicción.

Yo había tomado el primer paso, pero me arriesgue a ser incapaz de volver atrás.

Una vez pruebas los labios de Lucas Friar, nunca vuelves a sentir lo mismo.

Y estaba orgullosa de ser la primera persona en ser capaz de decirlo.