Especial 1: El viaje de fin de curso

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Hoy os hablaré de mi último día de escuela en la Francoise Dupont. Bueno, en realidad del día anterior al viaje de fin de curso. El viaje lo hicimos toda la clase una semana antes de que finalizase el último curso escolastico.

Desde que volví a ser yo las 24 horas del día, pasaba casi cada día en casa de la familia Dupain-Cheng. Los padres de Marinette sabían bien mi identidad secreta, pues me descubrieron cuando llevé a Marinette después de la "batalla final" contra mi padre... Aunque esa es otra historia que os contaré en otro momento.

Voy a empezar con el segundo día más vergonzoso de mi vida, el primero fue en el que los padres de Marinette nos dieron la gran charla. Del que os hablaré hoy, pasó un par de años después de tal charla, el día anterior al viaje de fin de curso.

La señora Dupain-Cheng habló personalmente con mi padre para que la noche anterior al viaje durmiera en la casa de los panaderos para así estar seguros de que llegaría a tiempo al autobús que nos llevaría al aeropuerto, para entonces, mi padre estaba ya casi curado por completo de su "problema" y Sabine fue quien le convenció en su momento de dejarme ir al tan esperado viaje.

-Bueno, -Dijo Sabine sentándose en la mesa para cenar- mañana es el día D. ¿Estáis preparados?

-No sé cómo podré vivir sin tu comida, Sabine. -Dije sirviéndome una buena porción- Pero a parte de eso, estoy preparado.

-Oh cariño, sólo estaréis fuera una semana, -Me respondió ella- cuando volváis podrás venir siempre que quieras, ya lo sabes.

Pasaba tanto tiempo en esa casa, que los padres de Marinette me trataban ya como alguien más de la familia, como si fuera su hijo. A día de hoy están muy felices por mí, ya que conseguí que Marinette... Bueno, esa es otra historia más. Antes de cenar, ese mismo día, fuimos Marinette, su madre y yo a comprar cosas para el viaje que pudiéramos llevar en el avión; cosas de higiene entre otros. El problema vino después de cenar y justo antes de subir al bus...

-Bueno niños, -Dijo Sabine terminando de quitar la mesa- ahora vamos los tres al sofá a hablar del viaje.

-¿Y papá? -Preguntó Marinette.

-Tu padre me ha dicho que prefiere irse a dormir temprano, aunque en realidad no quiere estar aquí mientras hablamos, ya sabes cómo se pone cuando conversamos los cuatro en este sofá.

-Esto me da mala espina... -le susurré a Marinette muerto de miedo y empezandome a sonrojar.

-Ya nos hemos sentado, no hay escapatoria... -Me respondió de igual modo.

En efecto, Sabine nos iba a echar otra de sus famosas charlas. Esta ya era la tercera que nos echaba juntos, la primera la conocéis todos, y la segunda es otra historia de la que os hablaré en otro momento.

-Ambos sois ya mayores para saber las cosas que suceden en el cuerpo cuando se es adolescente. -Empezó, y que mal inició esa charla...

-Mamá, ni se te ocurra, esta será ya la tercera charla que nos des sobre la sexualidad.

-¡Pero esta es diferente! ¡La primera fue cuando os pillé juntos en la cama, aunque no estuvierais haciendo nada y fue sobre que queríamos que tuvierais cuidado! Y la segunda fue cuando vinisteis los dos...

-¡Mamá, no! -La interrumpió.

-Por favor, Sabine, sea lo que sea, sabemos lo que nos quieres decir... -Intenté frenarla.

-No hay peros que valgan, me vais a escuchar.

-Ay madre... -Exclamamos Marinette y yo a la vez.

-Continúo. -Dijo con una gran sonrisa- Vosotros sois ya lo suficientemente mayores como para saber como actúan vuestros cuerpos en un momento de "tensión" -Acomilló con los dedos.

El gato de MarinetteWhere stories live. Discover now