Capítulo 5 (especial): Alya siempre tiene razón

89.6K 6.5K 2.8K
                                    

(Este capítulo será narrado por Marinette, parte desde que encontraron a Chat durmiendo en el cajón de la ropa interior de Marinette)

-¡Pero mira que lugares más extraños elije tu Chat Noir para dormir! -Dijo Alya cuando entró en el dormitorio y vio a Chat durmiendo en mi cajón de la ropa interior.

-Mi madre dice que es porque tiene mi olor y así siente como que estoy siempre con él.

-Eso... o que en realidad es el Chat Noir, héroe de París y está loquito por tus huesos. -Me quedé mirándola con asombro, será realmente que...

-Es broma mujer, no hace falta que me mires así. -Empezó a reír Alya.

-Sí, y-ya lo sabía -Dije muy nerviosa, podría ser realmente que...

Alya sólo se quedó una horas más, hasta que empezó a anochecer, entonces cené y cuando terminé con todas las tareas y llegaba la media noche me fui, era hora de encontrarme con Chat Noir para patrullar.

Como siempre, me dejó sola esperándolo, últimamente siempre llegaba muy tarde, y eso me cabreaba cada vez más, mi paciencia tiene un límite.

-Mi Lady, -Dijo él llegando a la cima de la torre Eiffel y dedicándome una reverencia, automáticamente me sonrojé, lo cual me enfadó.

-¿¡Por qué siempre llegas tarde!? -Le espeté, no iba a tolerar nada, y menos aún desde lo de mi talla de sujetador...

-¿Aún sigues enfada por lo de anoche? -Me respondió él con un claro tono de preocupación.

-¿Anoche?

-Lo de la Copa A. -Le di un manotazo en el brazo con el que me estaba señalando los pechos. -¿Pero por qué me pegas? ¡Yo sólo te he respondido! Además, no entiendo por qué te enfadas, si dije que era perfecta.

Esta vez, en lugar de pegarle, me di la vuelta para evitar que ese gato tonto pervertido viera mi sonrojo. De verdad, aún no entiendo por qué me sonrojo y me late rápido el corazón, si es solo un pervertido por el que no siento nada.

Decidimos empezar a patrullar, bueno, en realidad él sólo hizo caso de lo que yo dije. Hasta ahora no me había dado nunca cuenta de lo servicial que era.

-¿Mi Lady, tú que piensas de Adrien Agreste? -Dijo cuando llevábamos un rato en un agobiante silencio, me sonrojé.

-¿Qué es lo que tengo que pensar?

-Es decir, lo que sientes por él y la razón por la cual esta desaparecido...

-No lo sé, -En realidad era cierto, desde que desapareció, mi forma de pensar sobre él había cambiado, seguía gustándome, por supuesto, sólo que ahora que ya no lo veía cada día, mi cabeza me decía que era mejor olvidar, si total, nunca mostró ningún tipo de interés en mi. En cambio Chat... ¡No, no! ¡Me niego a sentir cosas por Chat Noir! Así que enfadada le continúe respondiendo. -¿Y a ti qué te importa?

-¿Es que a caso ya no te gusta? -respondió intentando ser coqueto para ocultar su obvia preocupación, pero ¿por qué le preocupa? ¿Para él a caso no es mejor que no me guste otra persona? -Es decir, no es que me importe, sólo me preocupo por ti.

Otra vez, ¿por qué narices se preocupa por mi? Al final tendrá razón Alya... Espera, ¿Se puede saber por qué narices sabe él que me gusta? Giré de nuevo sobre mis talones para tenerlo enfrente de mí.

-¿Cómo sabes tú que me gusta Adrien? -Me estaba empezando a preocupar. -¿Chat, no me habrás estado espiando, verdad?

-¡N-no! Claro que no mi Lady... - tragó saliva de forma brusca. -E-es sólo, que... Que...

-Que... Que... -dije imitando su voz para que se apresurara a responder.

-Es sólo que, el día que no viniste a patrullar, cuando llegó la hora de irme, estaba preocupado, sí, eso, y pensé en ir a v-ver... -Paró repentinamente de hablar, parece que su tonta escusa dejó de convencerle.

Espera... "Pensé en ir a ver..." ¿¡Verte!? ¡Este gato idiota sabe quien soy! ¿Pero cómo es posible? ¿Me espía?

-Nada, ignóralo, mi Lady... -Fue lo único que dijo, acto seguido al fin cerro la boca y me dejó pensar por un buen rato.

¿Tendrá razón Alya? Si es así se podría explicar el que supiera lo de mi copa, aunque... Dijo que era perfecta... Sólo de pensarlo me sonrojo, maldito gato pervertido. Si Alya estuviera en lo cierto, explicaría también el por qué sabe que me gusta Adrien... Oh Dios mío, Chat realmente es... ¡Está enamorado de mi!

El haber llegado a esa conclusión hizo que me sonrojara, pero tenía también una sensación de serenidad que me gustaba y con ella apareció en mi cara una gran sonrisa, Chat Noir me miró de forma extraña e interrogante, como si siguiera preocupado por mi, que tierno.

¡No! ¡Nada de tierno! ¡¡No me puedo enamorar de él, mi corazón le pertenece a Adrien!!

Pero Adrien ya no está... De golpe volvió la tristeza en mí, en tal caso, Chat sí, y parece que, a pesar de sus pervertidas e inapropiadas ocurrencias pervertidas, se preocupa por mí...

Alya tiene razón, Chat Noir está enamorado de mi... Y yo lo empiezo a estar por él.

-Chat, -Lo llamé cuando llegamos de nuevo a la Torre Eiffel. -¿Todas las veces en las que me has protegido y todos los apodos cariñosos son por algo en especial?

-¿Es que nunca queda claro? -Respondió. -Me importas mucho, para mi no eres solo m compañera de batallas, ni tampoco eres sólo mi mejor amiga...

Me acerqué poco a poco a él con una sonrisa tierna y un claro sonrojo en la cara, pensando en tal vez abrazarlo.

-¿Que es lo que te ocurre hoy, mi Lady? -Yo lo miré interrogante en sentido de que no sabía a qué se refería. -Es que hoy estás extraña, primero me golpeas, luego pareces preocupada, te sonrojas, te quedas pensativa un buen rato...

-¿No es obvio Chat? -Le respondí con la cabeza baja y sonrojada. Cambié de opinión, el chico se merece más que un abrazo... ¿Un beso quizá? Pero antes de que me pudiera acercar lo suficiente a él como para apoyar mis manos en su pecho, que era lo que iba a hacer, como siempre, el idiota estropeó el momento.

-¿Estás con el periodo? Eso explicaría tus cambios de humor.

¿Es que a casi es realnente idiota? ¿El periodo, en serio? ¡Esas cosas no se le dicen a una chica! Me enfadé mucho más de lo que lo había podido estar esa noche y, en lugar de acercarme más, le pegué una patada y lo tiré de la torre Eiffel. Él gritó algo incomprensible mientras caía, lo cual no me importó.

-¡Te dije que no soportaría ni una ocurrencia pervertida más!

Es Idiota, no sé ni cómo he podido pensar ni por un momento que me estaba empezando a gustar, ¡nunca y repito, nunca me podría llegar a gustar nadie tan pervertido!

¡NUNCA!

El gato de MarinetteWhere stories live. Discover now