Capítulo 23: Había una vez.

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Capítulo 23: Había una vez.

Había una vez una chica con una capa roja a la que todo el mundo llamaba caperucita roja, una vez entro al bosque y nunca más salió.

Tenía cuatro años cuando conocí a mi madre, cuando reconocí el aroma que solo había estado presente en las mantas de mi infancia, en la capa carmesí que me había dado mi padre.

Cuatro años cuando le vi por primera vez transformarse de un enorme lobo carmín a una frágil mujer.

Recuerdo aquel día como uno de los más tristes, el aniversario de la muerte de mi abuelo siempre lo era, como ya era costumbre mis padres al igual que mis tíos fuimos a visitar sus tumbas, dos seres que nunca conocí y sin embargo mi padre siempre me hablo de ellos, de él, el gran lobo feroz, de aquél valiente animal que le protegió como un padre, de aquel que le dio la bienvenida en su manada, de quien le dio la fuerza cuando más lo necesitaba para sobrevivir.

Él siempre decía que era igual a mi papá, que la testarudez venia de su lado de la familia así como la competividad siempre queriendo sobresalir en todo, pavoneándome ser la mejor, tal vez tenía razón, y sin embargo cuando me paraba para gruñir mostrando mis dientes para proteger a un inocente padre solía decir que era igual a él, a mi abuelo Velkan el lobo más feroz de toda la región, aquél que había encabezado las filas de maléfica durante la gran batalla y que había logrado sobrevivir en la isla completamente aislado, a aquél que había criado a mi madre.

Papá en su lugar siempre mencionaba aquéllos cuentos donde lo retrataban como una gran bestia, siempre hablándome de lo aterrador que era su aullido de cómo incluso los más valientes de la isla de aquél lugar con criminales corrían asustados a sus casa cuando el gran lobo feroz recorría las calles en luna llena, padre siempre solía molestarse por eso, por llenar mi cabeza de historias difamatorias hacia el lobo, yo siempre ame esas historias de niña, hasta que la conocí.

En el aniversario de su muerte como todos los años estábamos ahí, llevando flores a las dos pequeñas tumbas en la colina, Padre siempre solía quedarse más tiempo hablando con los fantasmas de su pasado, al principio no lo entendía papá tuvo que decirme que era así como el pedía ser perdonado, yo jamás entendía a lo que se refería, no hasta ahora, aquella tarde justo antes de marcharnos para darle el espacio a padre de conversar con los muertos algo entre los arbustos se movió, papá de inmediato me empujo detrás de el gruñendo, tía Lonnie me abrazo en un intento de protegerme, tío Ben así como tío Chad dieron un par de pasos al frente, los ojos de tía Mal se iluminaron de aquella forma que aun suele intimidarme.

Un enorme lobo carmín salió entonces desde los arbustos, cuando la espalda de mi papá se suavizo un gemido de mi padre lleno el silencio, entonces corrió, mi padre simplemente paso de largo de nosotros y corrió a presentarse al enorme lobo que podía desgarrarlo, intente pelear salir a protegerle porque papá no aprecia hacerlo, justo antes de que él pudiera llegar al lobo este gruño, en sus fauces un conejo aun fresco sangro al contraerse sus dientes, fue ahí donde todos entendieron la amenaza, se hicieron a un lado para dejar pasar al visitante, papá tuvo que abrazar a mi padre porque este se negaba a dejar caminar a la gran bestia, ella no ataco se limitó a dejar su ofrenda en la tumba de mi abuelo y dar media vuelta, entonces mi padre se rompió grito su nombre pidiéndole quedarse suplicante, el lobo se detuvo un momento para salir corriendo otra vez.

LOBO CARMESÍ (JAYLOS)Место, где живут истории. Откройте их для себя