Capítulo 10| xo

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Por Brendon.

Lisey va a golpearla, Lisey va a golpearla sin piedad, pensé casi a punto de acercarme a ella para sujetarla y decirle que «La violencia sólo provoca más violencia».

–¿Q-qué? –respondió Lisey más calmada de lo que pensé –. ¿Es en serio?

–Estaba pensándolo y... creo que sería una buena opción.

Lisey se quedó en silencio (para mi inmensa sorpresa) y sólo se deshizo del delantal de cocina y dirigiéndose a lo que correspondía su habitación, a paso rápido e ignorando completamente a los chicos. Jessie mostrándose completamente molesta y rodando sus ojos dio la vuelta para seguirle, con las manos hechas puño y la espalda recta. Entré en pánico, ¿Quién golpearía a quién?

–Dallon –tomé aire tratando de tranquilizarme también –, tienes que estar bromeando.

–Le dije que era precipitado...

–¡¿Precipitado?! –chillé dando un salto –¡A penas le conoces unos meses y ya quiere irse con nosotros!

–Lo sé.

–¡Yo también pago las cuentas, eh!

Dallon bajó la mirada y sin dejarle responder, caminé y seguí el paso de ambas chicas encontrándome con Jessica golpeando la puerta de la habitación, con un infantil puchero hecho y los ojos medio aguados. ¿En serio lloraría? Apoyé mi espalda en la pared, a un lado, esperando a que lo hiciera.

–¡Lisey déjame conversarlo contigo! –pidió ella.

–¿En serio crees que lo hará? –pregunté reprimiendo mi enfado.

De un momento a otro la puerta de la habitación se abrió y como en una película de terror, unas manos diabólicas me tomaron de la camiseta y me arrastraron hacia dentro con fuerza (bueno, sólo eran las manos de Lisey). Ésta volvió a colocarle seguro a la puerta y se me quedó viendo para luego lanzarse sobre la cama, boca abajo y moviendo sus piernas como en un berrinche de niña pequeña.

–¡No la soporto! –quise hablar pero preferí no interrumpir –Como quiero haber sido adivina para predecir su forma de actuar y ¡Correrla de casa lo antes posible! –se quedó en silencio –Bueno, ya me puse cruel.

¿Qué hago?, pensé mientras me quedaba de pie a un lado de la puerta, sintiendo ganas de reír por los nervios. Me acerqué a paso lento hacia su cama y cuando me di cuenta que era campo seguro y que Lisey no me golpearía en su descargo de ira, me senté a un lado suyo sobre el colchón, observándola girar su cuello para dirigirme la mirada.

–Estaba pensando que quizás no es tan malo –dije con algo de inseguridad –; ella no paga los gastos así que no perderías mucho, se la pasa fuera así que no hay diferencia y en cierta parte es una molestia así que ¿Qué pierdes?

–Ahorraría dinero y tendría tranquilidad.

–Y si te sientes sola, tienes a Sean y... ¿A mí?

–Tienes razón –asintió –. Dejaría de ser mi problema y se convertiría en... tu problema.

–Recalcando que escucharlos tener sexo es desagradable...–hice una mueca pensativa.

–¡Gracias!

Se levantó de pronto, abriendo sus brazos para abrazarme y contagiarme su sonrisa. Abrí mis ojos sorprendido, no era la primera vez que me abrazaba sin embargo la situación era diferente, a propósito de que Lisey no era muy fanática de los abrazos. Luego de un par de segundos le correspondí sin mayor problema.

Can't Fight Against The Youth| Brendon UrieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora