capitulo 66

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¿Ah si? ¿Con qué tienes un plan en mi contra, maldita? Que estúpida eres, no sabes en lo que te estás metiendo. Doy dos pasos hacia atrás y me ingenio un plan de dos minutos. Salgo del edificio y tomo un maldito taxi, odio no tener auto en Mánchester. Llego a la antigua casa de Justin y Liz; está vacía, entro por una ventana y me paseo por en interior de la casa. Miro el sofa y me acerco a él, acaricio con las yemas de mis dedos sus borddes y vienen recuerdos como luces intermitentes en mi cabeza de cuántas veces estuvimos en este sofá. Recorría cada metro de la casa y con ella traía recuerdos. Caí en el suelo llorando sin control. Mi vida era una mierda. Me he separado de mi hermano gemelo, odiaba a mi mejor amiga y sólo la usaba, Chaz que siempre estuvo conmigo tambien lo he apartado, Leon ya era parte de mis chantajes, Liz me odiaba, mi madre se acuesta con mi maestro mientras mi padre se esconde de nosotros, la ex de Justin aparece y lo toca y por desgracia, su mejor amiga es una de las hijas de la mejor amiga de mi madre, y lo peor de todo...

-Soy una asesina- susurro- ¡Soy una maldita asesina!- grito y el eco de la casa hace que mis gritos resuenen- Maté dos niños- digo sollozando y me ahogo en el llanto.

-A mis hijos...-escucho una voz que viene desde la puerta, alzo la mirada y Liz me mira con los ojos abiertos y las mejillas empapadas, sus piernas tiemblan al igual que sus manos, se está ahogando por dentro.

Me levanto inmediatamente y mis rodillas no me responden.

-Liz...-susurro mientras me acerco, ella retrocede conforme a mi paso y los golpes de sus tacones resuenan en el piso de madera bajo mis pies.

-Eres...un monstruo- pega de espaldas con la puerta y da la vuelta a la perilla. No puedo dejar que se vaya ¡Voy a morir en la cárcel! Corro hacia ella y antes que pueda abrir la puerta le hago una llave con mi cuerpo para evitar que salga, la pongo contra la puerta.

-No p-p-puedes decirle a nadie- susurro, mi voz tiembla al igual que todo mi cuerpo, mis pies pesan y el miedo me invade.

-¡Suéltame!- forzajea y mis brazos ya no sirven, no tienen nada de fuerza y ella se suelta, sale de la casa y entra en su auto, no puedo permitir que esto pase. No puedo dejar que ella me acuse. Arranca desesperadamente y desaparece. Estoy hecha un lío, esto no puede estar pasándome ¿Qué hago? ¡Debo saber que hacer! ¡Yo siempre sé que hacer! ¿Qué me está pasando? <Esto pasa cuando te enamoras> Amor...sólo hace mierdas mi vida. 

Corro hasta la carretera y camino en dirección hacia la ciudad, cerca de un pueblo encuentro un taxi y me lleva a Mánchester. Camino por las calles deambulando como un fantasma. Veo un callejón, un tipo está sacándo la mano por una ventana y le entrega al que está afuera un paquete, sé lo que es...Me recuerda mis días, aquellos que era una perdida. Inmediatamente me doy cuenta de cuánto he cambiado. Desde que pasó lo de Dani y Lily ya no soy la misma. Me convenzo a mi misma de entrar al callejón a ver si siendo como antes pienso como antes, el chico se asusta al verme.

-¿Cuántas?- pregunto en voz baja, él se relaja y se percata de lo que voy a hacer.

-Dos rápidas y una luego- corre fuera del callejón y desaparece sin dejar rastro. Me paro frente a la ventanilla de madera cubierta por varillas de hierro entrelazadas. Toco contra la madera con mi puño dos veces rápido y una vez unos segundos después la ventanilla se abre ligeramente y no se ve más que una mano asomándose, saco de mi cartera cincuenta libras y las pongo en su manos, luego de meter la mano la saca de nuevo aproximándome un paquete envuelto en papel. Lo tomo y salgo del callejón, camino buscando un lugar donde perderme para ver si puedo encontrarme. Las calles están llenas y no puedo ir a ningun lado. Tal vez Edward siga con Danielle y no esté en el apartamento. 

Cuando llego al apartamento de Edward sé que siempre deja una copia de la llave bajo la alfombra, la encuentro ahí y abro el apartamento, no hay rastro de gente. Me escondo en el baño, tomo los cerillos. Envuelvo una hoja de papel en un rollo y doblo la punta, coloco las pastillas de colores en la punta y el otro extremo en mi nariz, enciendo un cerillo y lo coloco en el otro extremo. Comienzo a inhalar el humo y en cada suspiro me desaparecía de este mundo. Las cosas comenzaban a dar vuelta y todo comenzaba a perder sentido, esto era diferente a cualquier cosa que haya inhalado antes, pero era mejor.

Mala Jane (Justin y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora