capitulo 46

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-¿E-e-está casado?- susurré. Sentí que mi sicópata interna se convertía en un demonio. La sangre se me subió a la cabeza como juego de martillo en una feria. EL demonio interno salió a flote.

-Te dije que no lo abrieras- dio dos pasos hacia atrás- No, no estoy casado.

-¿Y qué significa eso? ¿Iba a casarse con ella? ¿O está en espera para cuando regrese?- cerré la gaveta de un golpe.

-Jane, no es lo que piensas, por favor, déjame explicarte- se acercó a mí, yo levanté mis manos indicándole que no me tocara- No puedo creer que esté en manos de una niña de 17 años- rodó sus ojos. ¡Oh no! Está despertando.

-Yo no te retengo. No quiero estar ser la sombra de ningún fantastama. Si conserva todo eso es porque aún tiene valor para usted- Estoy demasiado calmada ¿Qué pasa conmigo? Creo que es más dolor que enojo.

-Jane, no voy a engañarte. Te amo, te lo dije, pero aún quiero a Paulette, ella fue muy importante en mi vida y no puedo olvidarla así por así- se encogió de hombros.

-¿Sabe que me apartaré de usted, verdad?- Resoplé, presionaba mi mandíbula. No voy a decirle nada, yo no soy de palabras, sino de actos.

-Lo sé, y me duele pero, no quiero empezar lo nuestro con una mentira- estaba diciendo la verdad. Pero no, yo no estoy para compartir nisiquiera en pensamiento.

-Perfecto....director- salí rápidamente y di un portazo. Me lancé en mi cama y comence a llorar con rabia. Lancé toda la ropa de cama y las almohadas furiosa. Volqué todas mis gavetas furiosa, tomé la lámpara de noche y la lancé contra la ventana quebrándola.

-¡Jane! ¿Qué te pasa?- gritaba Edward.

-¡Lárgate! ¡Vete al demonio, Edward! ¡Te odio, maldito! ¡Ojalá te hubieran abortado! ¡Eres un desperdicio de este mundo!- lancé un libro contra la puerta.

-¡Cómo quieras! ¡¡Eres una loca!!- supuse que se fue. Me senté en el suelo contra la pared que daba hacia el cuarto de Justin.

Narrador: 

(Escúchenla mientras leen :3) 

http://www.youtube.com/watch?v=0-ZWpvqX_bI

(Si se acaba repítanla)

Jane estaba sentada en el suelo contra la pared, justo donde se sentaba Justin desde su habitación. Jane apoyaba su cabeza en sus rodillas mientras lloraba sollozante.

-Maldito...me mentiste...no me amas- susurraba en sollozos, su voz nisiquiera era audible. Justin permanecía en el suelo apoyado contra la pared con una pierna flexionada y su cabeza descansaba en su propio hombro.

-¿Por qué?...No me dejas ser feliz contigo ni sin tí...¿Por qué, Paulette?- susurraba. Justin tuvo una idea que no descartó, pero que sabía que le traería muchas consecuencias con Jane. Consideró ir a buscar a Paulette y arreglar de una vez por todas las cosas...Saber si los sentimientos por ella aún perseveraba o sólo vivía enamorado de un recuerdo, o probablemente se había metido tanto en la cabeza que la amaba y que debía esperarla que su cabeza se acostumbró a pensar que la amaba. Cuando Jane llegó; Justin olvidó su mundo, su vida, su sentido...porque ahora todos ellos se habían convertido en una partícula del cuerpo de Jane, la deseaba en cuerpo y alma y aunque su mente le prohibía acercarla a su corazón fue imposible detener los sentimientos. Ya que lo que él sentía no era por algo que ella haya dicho o hecho, era simplemente destino, química. No era algo de ella, lo era todo. No eran sus ojos Cafés, su cabello castaño, o sus labios carnosos, era toda ella. Cada nuerona, cada gota de sangre, cada célula de su cuerpo, cada una de las pequeñas situaciones en la que la envolvían la atraía hacia él. Su silencio, su presencia, su habla, su ausencia; todo lo atraía a ella. No era algo que él decidiera, o algo que ella hubiese hecho, era magia...De la que se dá porque el maldito destino decide sin siquiera uno poder objetar. Caryol mantenía cerradas las heridas junto con las demás, pero sólo Jane pudo coserlas, pero él se culpaba sólo de no dejarlas cicatrizar...Tenía miedo, miedo a enamorarse ciegamente de Jane y abrir sus ojos si algún día alguna noticia de Paulette aparecía. Justin quería estar completamente seguro que no sentía nada por Paulette para entregarse completamente a Jane sin una sóla duda, pero eso sería algo que Jane no entendería con palabras, y tal vez comprobarlo le costaría el amor de Jane, pero prefería perder su amor que alguna vez dejarla o herirla por no tener claros sus pensamientos. ¡Mierda! Justin la necesitaba, nunca tuvo tanta necesidad de alguien en su vida como en este momento, quería abrazarla, llorar con ella, acariciarla, amarla sin pensarlo ni hablarlo, sólo amarla. Justo lo mismo que necesitaba Jane. Ella pensaba en cuanto necesitaba sus brazos, su piel y su presencia. Ambos se levantaron inmediatamente, abrieron la puerta de sus habitaciones y se miraron el uno al otro, intensamente, profundo, diciéndose con miradas todo lo que no se atrevían a decirse con palabras. Era algo rápido para sentir pero, es que no era algo que ellos decidieran o que se diera con el tiempo, no. Esto era un hechizo, instantáneo, biofísico. Apenas podian verse, las luces estaban apagadas, seguro Edward ya estaba en su habitación. Las luces ténues eran las provenientes de los faros ubicados en la parte de afuera de la casa. Jane sintió una corriente fría entrando por la ventana de su habitación. Justin agachó su cabeza un segundo. ¿Pensar o actuar? Se miraron el uno al otro por un segundo o una eternidad, ninguno de los dos podía confirmarlo. Justin dio tres pasos hacia atrás y volteó hacia la gaveta donde guardaba las cosas de Paulette. El anillo, ese anillo que era de su madre y se lo dio antes de morir, haciéndole prometer que se lo entregaría a la mujer que más amaba, Justin estaba dispuesto a dárselo a Paulette cuando regresara. Hace mucho que no abría esa gaveta y por eso no mantenía la llave, pero hoy encontró las llaves en un antiguo cajón y para no perderla simplemente la pegó en el cerrojo sin ponerle mente, nisiquiera recordaba lo que había dentro hasta que Jane intentó abrirla. Justin volteó hacia la puerta y ahí estaba Jane, de pie con los ojos inflamados. Justin corrió hacia ella y la abrazó con mucha fuerza, no le importaba si ella lo rechazaba o lo mandaba a los mil demonios. Jane correpondió su abrazo.

Mala Jane (Justin y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora