Capítulo 11

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     La mañana siguiente vino Uriah. Lo veía como siempre, moreno y alto, con los ojos verdes y con su cresta. Pero estaba diferente, estaba más fuerte y tenía ojeras. Se le veía cansado.

     - ¿Has estado yendo al gimnasio? - le pregunté acercándome a él y dándole un fuerte abrazo.

     - Se ha intentado - dijo sonriendo.

    - ¿Y esas ojeras? ¿Hace cuanto no duermes? - le prepararé un café y se lo dejé en la mesa delante de él.

      - Pareces mamá - le dio un sorbo al café y lo escupió al momento - ¿Por qué no me has dicho que está ardiendo? - corrió a la cocina a beber agua.

     - Esto lo limpias tú - le señalé la mesa llena de café. Nos calmamos un poco y empezamos a hablar. - Alguien me manda cartas amenazándome.

     - ¿¡Cómo!? - reaccionó bastante peor de lo que pensaba - ¿Por qué no me lo habías dicho en seguida?

     - Porque últimamente sudas de todo y no pensé que te interesaría hasta el atraco de tu tienda - traje de mi habitación la camiseta y se la enseñé - Esto me lo encontré hace unos días en una caja junto a otra carta.

    - Claro que me importa lo que te pase - cogió mis manos por encima de la mesa pero me aparté - No te pongas así, Brook.

     - Uriah, no todo es tan fácil como tu piensas. ¿Sabes lo mal que lo ha estado mamá cuando te fuiste? - suspiré - Eso ahora no viene a cuento.

     - ¿Y qué dicen esas cartas? - me preguntó como si no hubiera mencionado a mamá. - Brook - pidió suplicándome.

     - Que me aleje de Harry - dije casi susurrando.

     - Debes hacerlo, Brook - le miré bruscamente.

     - ¿¡Cómo!? - reaccioné enfadada - ¿Me estás pidiendo que me aleje de mi mejor amigo?

     - Es lo mejor - dijo tragando saliva - Sino, ya ves lo que puede pasar. ¿Te crees que lo de mamá se va a quedar así? ¿En unas flores rotas? ¿O que mi tienda va a sobrevivir?

    - Tu tienda es lo menos que me importa - salté de la silla y lo cogí de la camiseta - ¿Y desde cuando te importa lo que le pase a mamá? Si no recuerdo mal ...

     - ¡No lo digas! - gritó mientras se levantaba y quitaba bruscamente mi mano - ¿Prefieres estar cerca de ese niñato consentido a que tu familia esté bien? - elevó el tono de voz pero acabó calmándose.

      - Te recuerdo que ese niñato consentido ha estado a nuestro lado más veces de las que tu has estado. Y qué el hizo por nosotras más que tu nunca podrás hacer. Así que no entiendo porque narices vienes a pedirme que me aleje de alguien que hasta tú le debes todo - le dije lo más calmada que pude.

     - ¡Qué sea como quieras Brook! - puso la mano sobre el picaporte - ¡Pero cuando esto acabe mal no vengas a buscarme! - abrió la puerta y salió corriendo después de gritarme.

      - ¡No te vayas así, que estamos discutiendo! - le grité acercándome a la puerta pero me paré en seco cuando vi a JJ esperando taciturno. - Oh - conseguí decir - Perdón por esta escena - conseguí ponerme colorada en menos de un segundo.

      - ¿Puedo preguntar qué ha sido eso? - me señaló a mi y después hacia las escaleras.

     - Has tenido el gusto de conocer a mi hermano - le dejé paso para que entrara pero se quedó ahí parado - ¿No quieres pasar?

     - No - sonrió - quiero sacarte a comer.

    - Espera - salí corriendo a mi habitación, me miré en el espejo y no estaba tan mal. Tenía mala cara pero el maquillaje consiguió que mis ojeras no se notaran. - Listo - cerré la puerta y nos bajamos. Miré a todas partes pero no vi su coche.

     - ¿Buscas a alguien? - me preguntó.

    - Tu coche - le dije.

    - Vamos a ir andando - me cogió la mano y no me hice para atrás. Lo normal hubiera sido que me alejara pero ahí estaba de pie aceptando que él me cogiera la mano. Pero no tenía nada de malo.

     - ¿Y las fans qué? - le pregunté otra vez.

    - Hoy nada ni nadie podrá estropear el día y si habrán fans pues tendrán suerte porque tendrán fotógrafa - dijo riéndose y mirándome.

      - Resumiendo, que me vas a utilizar.

      - Algo así - tiró de mi para que le siguiera. Hoy hacía un sol radiante, las calles llenas de gente y se respiraba un aire limpio, cosas casi imposibles en Londres. - Es un bonito día para salir - dijo JJ como si estuviera pensando lo mismo que yo. Pasamos por Hyde Park y sus fuentes estaban espectaculares hoy. El césped lleno de toallas, de personas haciendo todo tipo de cosas. Y cuando pensé que nada podía ir mejor, aparecieron un grupo de chicas medio gritando medio cantando. Estaban cantando Lucky Ones, lo sabía porque era una de mis canciones preferidas y también de JJ.

     - ¿Queréis que os haga la foto? - les pregunté a las chicas y empezaron a hablar todas a la vez lo que supuse que sería un sí. Una de ellas me entregó la cámara y les hice una foto de grupo pero después cada una quería foto individual. Acabé exhausta pero fue increíble.

   - JJ - dijo una de las chicas después de haberse tranquilizado - no la dejes nunca - dijo refiriéndose a mi.

      - ¡Tu novia es una pasada! - gritaron otras dos a la vez y JJ empezó a reírse. Ninguno de los dos dijimos nada y retomamos nuestro camino.

     - ¿Has oído? - pasó un brazo por encima de mi cuello y me atrajo hacia él - No te vas a librar nunca de mi - se rió en mi oreja y me tuve que alejar de él.

   - ¿Me quieres dejar sorda? - grité riéndome y él se acercó a hacerme cosquillas. - No, cosquillas... no - nos caímos encima del césped, él encima mía aún haciéndome cosquillas y yo intentando pararle - Por favor, odio las cosquillas.

     - Todo el mundo odia las cosquillas - sus ojos marrones profundizaron en todo mi ser y sentía su sonrisa como si fuera mía. Le rodeé el cuello con mis brazos inconscientemente. Mi cuerpo no contestaba a las órdenes que mi cerebro le mandaba. JJ pasó el dorso de su mano por mi mejilla y él cortó la distancia que había entre nosotros. Su boca y la mía conectaron. Nuestros labios se deslizaron uno sobre el otro, y se superpusieron con mi labio inferior encajado perfectamente entre sus labios. Nuestras lenguas eran versátiles, húmedas y calientes. Le mordí suavemente su labio inferior y de su gargante surgió un gruñido. Posó sus labios sobre mi cuello ante mi sorpresa, abrí los ojos fuertemente pero me dejé llevar por sus manos. Me sentía terriblemente atrapada por sus brazos que estaban calientes aunque temblorosos. Sentía tanto sus latidos del corazón como los míos, los dos acelerados y latiendo con fuerza. Sentía su respiración caliente sobre mi cuello entre cada beso que me daba. En ese momento fui yo la que jadeó y él paró de besarme, me miró fijamente a los ojos con dulzura, placer y pude encontrar algo de lujuria. Seguramente él estaría viendo lo mismo en mis ojos cuando decidió volver a deslizar sus labios sobre los míos dejando mi boca húmeda. Tenía su cuerpo en contacto con todo mi cuerpo y pude sentir una risa bonita saliendo desde su boca y penetrando en la mía. Entonces los dos empezamos a reírnos, nos separamos y nos miramos otra vez.

Before the light.Where stories live. Discover now