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— Ya está— Murmuró, poniéndole cinta a la última caja para así sellarla y ver su habitación completamente vacía.

Una pila de cajas se hallaba a un costado, con ropa, libros, y objetos variados. Todo tenía un aire nostálgico, llevaba al rededor de cuatro años en aquella casa y de igual manera le había agarrado cariño a todo aquello.

Se sentó en su cama, observando su móvil. Los estantes vacíos, su escritorio aún con polvo y con el cuadrado limpio en donde se encontraba su computadora. El cuadro de graduación adornaba aquella pared, mientras a su lado de instalaba el closet totalmente vacío.

Se estiró hacia atrás, sintiendo la suavidad del colchón por última vez. Sus ojos picaban un poco, no volvería en mínimo un año, y aquello sería una simple visita.

—Si sigues así perderemos el vuelo, Channie— escuchó, abriendo sus ojos y sonriendo al ver al ahora pelinaranja en frente suyo. Éste se sentó a su lado, acariciando su cabello que ahora se encontraba en las puntas rubio.

— es que solo aún no creo que nos iremos, Jiminnie. El tiempo pasó muy rápido para ser real — murmuró, volviéndose a sentar y robándole un rápido beso en sus labios. 

El mayor suspiro, abrazando a pelinegra con cariño — Tú mamá nos espera en la sala, bonita.

Con cuidado, tomó su maleta y mochila con lo escencial, aquellas cajas llegarían después de ella a estados unidos. Hechó una rápida mirada a su habitación, sintiendo unas horribles ganas de llorar.

Ah, ser tan sensible no le gustaba.

Observó nuevamente su escritorio y notó como aquel cuadernillo estaba allí, lo había olvidado por completo. Sudó frío al notar que el pelinaranja se acercaba, por lo cual corrió cual niña chica a rescatar su diario.

—¡No tomes eso!— gritó con fuerza, abalanzandose a donde el contrario se encontraba. Allí había cosas que el no podía leer, para nada. ¿Qué pensaría de ella después de eso?

Jimin la ignoró por completo, abriendo de este y comenzando a leer y hojear.  Las manos de Seulchan sudaban, leería tanto como aquellos sentimientos a su persona comenzaban a florecer, como las veces que simplemente quería desaparecer.

Observó cada expresión, cada vez que pasaba de una página a otra. Jimin se sorprendió al notar al final unas hojas arrugadas.

Oh, esas hojas arrugadas.

Seulchan Diary || Park Jimin.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang