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Ya vestida, se encaminó hacia el salón en donde todos comían, fingiendo un falso sueño para que no pregunten de su estado anímico.

No es que lo pasara mal, para nada, simplemente el miedo recorría cada vena suya, impidiendo decir aquella importante noticia.

Comió en silencio un pan, sin nada adentro, a la par que le daba un sorbo a su té. Sus ojos se mantenían cerrados, pensando en las múltiples opciones que tendría su noticia y sin llegar a ninguna positiva.

Dejó la tasa en la mesa, para luego reposar su cabeza entre sus manos. Suspira, quiere hacerlo y debe hacerlo, no hay opción.

— Algo te pasa — escuchó a su lado, mirando al chico a su lado — y no me vengas con el "tengo sueño, no jodas" que no te creo.

— solo... — ¿Decirlo o no decirlo? — no pasa nada, Jimin. Tranquilo.

Sin previo aviso, la tomó de la mano, obligándola a caminar. Seulchan se encontraba muda siguiéndolo hacia fuera, a la par que caminaba a la playa. Eran las 11 AM aproximadamente, el sol yacía casi en medio del cielo, y la brisa marina refrescaba lo necesario.

Se detuvieron cerca de la orilla. Jimin sacó sus zapatillas y Seulchan imitó su acción, sonriendo al sentir la arena húmeda en sus pies.

—¿Por que me trajiste acá, Jimin?— preguntó después de algunos minutos caminando, volteando a ver a su supuesto amigo. Éste por su parte tomó la mano de la menor y entrelazó sus dedos, sonriendo de aquella manera en que su diente chueco se notaba.

— Porque siento que estás rara, como que ocultas algo...   — apretó levemente su mano y la atrajo para abrazarla, dejando un beso en su suave y cada vez más lago cabello —. Sabes que puedes confiar en mi y los chicos, ¿verdad? ¿qué es lo ahora te tiene mal, Channie? — susurró. 

—  No es que esté mal, Jiminnie, solo... No sé como decirlo — cerró de sus ojos, aspirando el aroma del chico.

—Yo tampoco sé como decir algo, pero creo que ya es hora — Se separó suavemente, logrando tener un largo contacto visual el cual decía muchas palabras. Acarició sus pómulos, el sol quemaba pero en ese instante no importaba. La brisa marina era refrescante, el sonido de las olas chocando con la arena hacía que todo fuera ameno.

Se acercó a sus labios, besándola nuevamente. No se podía resistir a los labios de la menor, eran una adicción la cual no quería por nada dejar.

Al separarse Seulchan suspiró. Miró con los ojos aguados a Jimin.

—¿Quieres ser mi novia?— respondió mientras abría sus pequeños ojos, observándola con una sonrisa.  Quería gritar, correr, abrazarse a Jimin y no soltarle nunca, pero eso no podría pasar.

— Por más que quiera decir que sí no puedo, Jiminnie... En dos meses me iré a estados unidos, una relación entre nosotros no funcionaría.

Seulchan Diary || Park Jimin.Where stories live. Discover now