Gina no dice nada. En cambio, comienza a recoger sus pertenencias con desesperación y enojo. Víctor le mira divertido sin poder ocultarlo. Maldito. Aunque en cierta parte me agrada el hecho de que, básicamente, sea ella quien se esté yendo por su propia voluntad.

-Renuncio doctora. Este empleo siempre me pareció soso y aburrido -se dirige a mí y yo enarco una ceja. No me sorprende. Siempre supe que no le agradaba este empleo. Se notaba en sus gestos. Toma su bolso y computadora.

-No te preocupes Gina y trataré de depositar lo más pronto posible tu último sueldo -murmuro entre dientes, sonriéndole hipócritamente.

-Como si eso fuera mucho -dice con gesto de fastidio. Mira fijamente a Víctor antes de pasar como un rayo por nuestro lado. Víctor la sigue con la mirada. Gina, antes de doblar por el pasillo, le grita a éste: -¡Te juro que esto no se va a quedar así! ¿Me escuchaste?

Víctor ríe y niega.

-No seas patética Gina, y vete.

Gina respira con furia. Sus tacones resuenan con fuerza cuando retoma el paso y desaparece por el pasillo.

-Muy bien Haylin, tú y yo tenemos una tarea pendiente -acaricia mi barbilla. Siento asco ante su toque.

***

-Es hora pequeña. Quiero ser testigo de cómo le mandarás a la mierda. -Detiene el auto y me mira con una sonrisa triunfal en los labios. Maldito cerdo.

Sin decirle nada, me bajo del auto. Doy una gran bocanada de aire y miro el cielo gris, nublado y triste. Igual que mi corazón en estos momentos. No sé de qué manera terminaré con Kerian. No quiero ni pensar en ello todavía. No quiero lastimarle de ninguna manera, no quiero. Sin embargo, debo hacerlo, por su bien y por el mío. Me moriría si algo le pasase por mi culpa. No me lo podría perdonar jamás.

La repugnante mano de Víctor me toma del brazo impaciente y me lleva casi a rastras hasta dentro del edificio. Nos brincamos las escaleras y tomamos el ascensor. Segundos después, llegamos al segundo piso y salimos del ascensor. Sin poder evitarlo, un nudo comienza a formarse en mi garganta. Mi respiración y el ritmo de mi corazón se aceleran cuando nos detenemos frente al departamento de Kerian. Víctor me mira y me alienta a entrar.

-Anda -susurra en voz baja-. Te estaré esperando. No tardes mucho.

Le miro con odio. Víctor, en cambio, con una mirada de triunfo brillando en sus ojos, decide alejarse y recostarse sobre la puerta de mi departamento. Me muerdo el interior de la mejilla nerviosa y decido tocar la puerta. Segundos después, la blanca y brillante sonrisa de Kerian se hace presente. ¡Mierda! ¿Por qué es tan lindo? ¿Por qué la vida es tan injusta en ocasiones? No quiero volverle hacer daño. No quiero ser una segunda Jennifer. ¿Por qué es tan difícil la vida?

-¿Haylin? -frunce el ceño-. ¿Eres tú?

Miro con el rabillo del ojo a Víctor, quien mira atento lo que sucede. Enarca una ceja al verme. Bien, aquí vamos. Respira profundo Haylin. No pierdas la calma. Piensa que esto es lo mejor. Piensa que esto alejará del peligro a Kerian. Sí le alejará del peligro Haylin, pero no del sufrimiento. Mi voz interna me advierte. ¡Mierda! Tiene razón. Pero... ¿qué otra opción tengo? Sí, lo sé. Ninguna. Me aclaro la garganta.

-Sí, soy yo -respondo serena, aunque por dentro me esté destruyendo a pedazos.

Su rostro muestra confusión. Sin embargo, poco después su rostro se ilumina por la diversión.

-¿No te pudiste resistir cierto? -dice sonriendo de medio lado. Yo cierro los ojos al verlo. Sin duda, esto va a ser difícil.

-¿Puedo pasar? -pregunto al abrir los ojos.

Haylin: A través de tu piel |PARTE 1| EN EDICIÓN ©Where stories live. Discover now