Capítulo 17: Jo.

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Sábado 02 de Diciembre de 2017 (Horario: madrugada):


-Hola - me dijo aún sonriendo. Genial aún quería hablarme, pensé, por lo menos no la he asustado con mi vacilante actuar.

-Hola - respondí y se hizo un incómodo silencio, el cual rompí presentándome - Soy Joan.

-Alya - Perfecto, nada más pasó por mi, ahora ya sabía su nombre, el cual adornaba tan dulcemente a ese ser tan único y maravilloso. 

-Es un gusto conocerte Alya - le dije al oído a tiempo que le depositaba un casto beso en la mejilla. Ella se sonrojó un poco ante mi gesto.



Cold de Marron 5 estaba sonando a todo volumen, y yo me empecé a debatir mentalmente si debía invitarla a bailar, a un trago o simplemente seguir con la charla trivial. Opté por esto último; así me estaba permitiendo conocerla un poco más. Quería saber todo de ella, así que me decidí por hablar.

Ella estaba por hablar cuando a su espalda se empezó a sentir su nombre a gritos. Ambos miramos en la dirección de los gritos donde una morena y una rubia se estaban quedando sin voz llamándola. Malditas aguafiestas. Bonitas, pero malditas.


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Alya volteó a mi y me miró como disculpándose. Ella iba a volver con sus amigas. Este hecho me daba a entender que yo no le interesaba ni un poco. Pero no pensaba desanimarme, yo sabía que podía conquistarla. Vamos amigo, me dije, sos Joan ¿Desde cuando una chica no está interesada? 

-Supongo que vas a marcharte - hablé poniendo mi mejor cara de perrito. No quería que se fuera lejos de mi lado, no quería perderla. Y ni siquiera la tenía...

-Si, bueno, es decir... me quedaría hablando un rato más pero - los gritos se intensificaron y ella volteó a hacerles seña de que la esperaran un minuto -hoy estamos festejando y supongo que debo quedarme con ellas. - amagó a irse ¿Iba a dejarme tan fácilmente? Eso no iba a pasar. Tenía que hacer algo. Así que la detuve y me miró con un interrogante clavado en la frente.

-Alya, linda, a mi me enseñaron que cuando uno se despide, con un beso es la manera correcta de hacerlo - le puse mi mejor cara de seductor al decir semejante cosa. Pero no funcionó. Ella solo levantó una ceja y se cruzó de brazos, mostrándome que no era una chica fácil de engañar. Aunque si pude ver que estaba aguantando las ganas de reírse de mi; lo bueno era que por lo menos yo le era gracioso. -¿Ni si quiera un besito en el aire? - le dije guiñando un ojo, tratando de darle confianza. 

Ella soltó una delicada risa, que me derritió por completo, y se marchó sin más. Quedé perplejo, viéndola alejarse de mi. Y cada paso dado lejos de mi era como un puñal clavándose lentamente en mi alma.

Pero un instante después freno dándome esperanzas, seguramente se estaba debatiendo entre hacerlo y no hacerlo, pero finalmente su bondad le ganó y se giró hacía mi y me tiró ese beso que yo tanto quería.

Pero un instante después freno dándome esperanzas, seguramente se estaba debatiendo entre hacerlo y no hacerlo, pero finalmente su bondad le ganó y se giró hacía mi y me tiró ese beso que yo tanto quería

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Y ahí me quede como por 5 minutos, quieto, mirando la nada, donde antes había sido un todo, un todo completo por su presencia. Donde me había dado el primer beso, donde sin saberlo alegró a un corazón enamorado. 

Y allí fue, donde empezó el problema. 


Que nos volvamos a encontrar Alya - susurré para mi, y más que un deseo, fue una promesa, una promesa silenciosa y correcta. 



Iba a volver a donde estaba mi amigo cuando alguien me hablo.

-Hola.

-¿Daphne?

-Pues claro - obvio. Yo y mis preguntas -¿Está mi hermano con vos? -su voz era la de alguien bien pasado de copas.

-No, vine con Gustavo. Wow ¿Estás... ebria? - tuve que agarrarla, por poco y se cae al piso. Definitivamente estaba muy borracha. No podía dejarla ahí así, Christian me mataría. Tenía que llevarla a casa. Busqué a Gus con la mirada y le hice señas sobre Daphne estando borracha, cosa que le causó gracia, ya que pude verlo reírse. Seguro que a Chris no le hubiese hecho nada de gracia.

-No - si claro. Cómo no.

-Vamos, te voy a llevar a casa - y así me quedé convenciéndola de que se vaya conmigo, pero solo lo logré prometiendo que no iba a dejarla en su casa, sino en la de Christian, él cual iba a intentar matarme al verme llevar a su hermanita borracha, esperaba me diera tiempo a explicar que no era mi culpa, que yo la había encontrado así.


Antes de irnos volteé para ver a mi ángel por última vez. Ni modo, ya no podría volver a hablarle por hoy, pero eso estaba bien, Daphne me necesitaba ahora. Y grande fue mi sorpresa al comprobar que nos estaba mirando. ¿Por qué nos miraba? 

Seguía con mis manos en la cintura de Daph mientras la empujaba para que caminara, cuando ella empezó a reír a carcajadas. Risa que me contagió. Centré mi atención en ella, y pasé su brazo por mis hombros para poder llevarla mejor. 

-Sos incorregible chica - le dije sonriendo como un tonto. Me hubiese gustado tener una hermanita menor como ella.




Querido profesor: ...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora