Capítulo 11: Liam.

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"Es tan corto el amor 

tan largo el olvido" 



Viernes 17 de Noviembre:


Hacía ya exactamente un mes que no recibía ni una sola nota. Estaba desesperando y triste por eso. El año estaba por finalizar, tenía miedo de no volver a saber de su chica de las notas. No se comprendía. Antes cada fragmento de papel que recibía era solo eso, papel, y quería que esa criatura dejase de molestarlo. Y ahora, que finalmente lo hacía, quería que siguiese. Se sentía como una especie de tonto bipolar.


Y ahora Joan estaba haciendo demasiado ruido en la cocina, evitando que se concentrara en sus pensamientos. Cada segundo que pasaba escuchando el ruido de los platos, o lo que fuese, chocar entre sí, y el ruido del agua cayendo, le estaba sacando de quicio. Apretó los dientes y se contuvo de insultar a su amigo para que parase. Pero la verdad es que lo estaba volviendo completamente loco.

Fue hasta allí a mirar, y Jo estaba lavando los platos. ¿Por qué tenía que hacerlo en ese momento?

¿Joan siempre había respirado así? Era tan molesto. ¿No podía dejar de respirar solo por un rato? ¿Lo hacía para molestarlo? Mmm, no, él tenía que respirar. Pero... no, no tenía peros, tenía que aguantarse.

Pero igualmente, todo le irritaba en esos momentos.


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- Ajjjj – solté sin darme cuenta, al tiempo que me ponía los dedos en la frente con total frustración.

- Últimamente, estás hecho todo un anciano cascarrabias. Pobre de quien te aguante – dijo J, que de repente estaba a mi lado sin que lo notase – Oh si – exclamo como quien acaba de descubrir algo – yo soy quien te aguanta diariamente – dijo sonriendo. Imbécil pensé, y creo que le transmití mi pensamiento con mi cara, puesto que se llevó una mano al pecho como horrorizado - Es hora de cambiar esa actitud jovencito – terminó mientras negaba con la cabeza, y se iba de mi lado dejando resonar en el ambiente una fuerte carcajada.

- Imbécil – esta vez sí que se lo dije. De igual manera, quede con una sonrisa en la cara, él siempre me levantaba el ánimo, era de esos amigos que todos deberíamos tener en nuestras vidas. 

Tenía que hacer algo o iba a volverme un amargado completamente. Así que decidí molestarlo un rato. Joán era fácil en eso. 


- Joan - le dije alcanzándolo en la puerta de su cuarto. Él volteó hacia Liam.

- ¿Y ahora qué? - interrogó mirándome. 

Y le planté un sonoro beso en la mejilla, sabía que eso le iba a molestar muchísimo, así que apenas lo hice salí corriendo a encerrarme en mi cuarto. 

Las carcajadas no tardaron en aparecer mientras el golpeaba mi puerta furioso para entrar. 

Como ya dije, él era fácil. 

- ¡Ya vas a ver Liam! - me gritaba desde fuera; mientras yo me deslizaba por la puerta y acababa sentado en el piso con mi espalda apoyada en ella. 

Querido profesor: ...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora