Capítulo 32

1.9K 179 16
                                    










Como dijo el entrenador son veintitrés becas entre todos los equipos ya solo quedan siete para los de Basket. Mátenme. Esto es un caos y estas chicas lloran si las miras, parecen puras réplicas de Sophía. Los vestidores están repletos y solo hablan de quien es la mejor para ganar y casi se matan entre sí. Tengo que salir de aquí. Todo me da vueltas y sé que algo malo va a pasar, un mal presagio.

Me tiemblan las manos, creo que estoy padeciendo de un ataque de ansiedad por lo cual me prohibieron la cafeína, pero lo seguí tomando de otras maneras porque no ha hecho efecto. Pero cuando menos te lo esperas, ahí está moviéndote la vida. El pecho se me oprime a tal grado que debo controlar la respiración, mis manos tiemblan y se sienten frías. Quiero llorar por la falta de aire. El corazón bombea sangre rápidamente por la ausencia de oxigeno en mi sistema. Pero me calmo. Solo pienso que estoy bien y saldrá bien. La sensación en horrible.

Si no gano esta Beca será mi perdición, no sé qué más estudiar. Mis metas se vienen abajo por no tener la ideal de lo que quiero para mi maldita vida de inútil y contaminando aire desde tiempos inmemorables.

Pero mi momento de tranquilidad es obstruida.

—Espero que alguien gane —la sonrisa ególatra de Matt se hace presente y yo se la devuelvo. Me abstengo a no gritarle. Mi sonrisa d aun paso a aparecer una mueca de disgusto.

—Y ese alguien no vas a ser tú, querido —se pasa una mano por su cabello todavía con su sonrisa plasmada. Las gradas está llena de la gente y las porristas están cantando y solo falta que rompan mi cordura para que sus pompones no terminen en sus bocas por lo feo que lo hace.

—Oh ¿piensas que puedes ser tú? —se burla, me encojo los hombros con desdén. Su expresión cambia, medita lo que pasa por su cabeza, suspira con resignación y parsimonia. Me mira, sus ojos cafés son como un chocolate fundido. Que sea descendiente de Charlie de la fábrica de chocolate no me sorprendería. —Te deseo suerte

Alzo las dos cejas y con ironía le contesto. —A ti también

—No puedes tomar nada enserio, siempre es lo mismo. Tu ironía apesta y tu sarcasmo hace que a las personas le sangren los oídos —me hierve la sangre y las ganas de darle con ímpetu una bofetada no se hace esperar. Pero vamos, es Matt Rowling tiene reflejos excelentes. Me sostiene el brazo antes que mi mano se estrelle en su cara de deidad.

—Suéltame —trato de zafarme, pero solo presiona más. Por culpa de él Charles me detesta. Por culpa de él Sophía terminó con Jack, por culpa de él Jason dejó de ser el capitán de Fútbol. Por culpa de él Cyrine odia a Jason. Lo odio, lo detesto. Lastimó a mis amigos...y nadie quita que lo seguirá a hacerlo.

—No, solo escúchame una maldita vez —niego y quiero gritar. Con sagacidad capta mi intento fallido de hacerlo. Coloca una mano en mi boca. —Fue Charles, él fue quien le quitó el puesto a Jason porque destruí su cita. Sophía terminó con Jack, porque vamos, él iba a cometer una tontería. Y Cyrine ella...era porrista y una escuchó a Miriam hablar conmigo del plan. Malinterpretaron todo, malinterpretaste todo —se pasa su mano libro por su cabello de forma exasperada.

Sus ojos, sus jodidos hermosos ojos solo miran la míos diciendo algo que nunca interpretaré. Estoy hipnotizada por tan común color que, para mí, es uno inexistente, que nadie conoce y solo yo lo puedo ver, la única persona que los puede apreciar.

—Y April, ella es... —revira los ojos cortando nuestra mirada.

—April es nada, ella es un celopata y ni siquiera somos nada. Nunca y ni siquiera estuve con ella — ¿por qué siento un tremendo alivio? Creo que fue el odio que me hizo creer todo, solo por tener una excusa de odiarlo más. Nunca se debe perder una oportunidad como esa.

¿Eres tú? o ¿Soy yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora