Capítulo 22

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Voy a salir corriendo por las circunstancias. Repito: voy a salir corriendo. El idiota de Matt cuando está vestido normalmente como todos los días me dijo que era formal. ¿Dónde mierda sacaba ropa formal? Me escabullí al cuarto de mi hermana. Dios, el ambientador de canela y los colores apoyando a no sé qué cosas me mataban. Toda su ropa estaba en maletas que en cualquier día iba a donar por su estado Hippie.

Un día prometí que nunca me iba a poner un vestido y ahora parezco que voy hacer bautizada por el papa Francisco. Maldito Rowling.

Ahora veo a la gente pasar por el cristal de restaurante. Ya era pasada de las siete y el padre del Homo Sapiens con su mujer no se digna a dar señales de vida, si sea una señal de humo, pero nada. Según Matt se llama Agatha como la de Gaturro. La afición de los gatos de este chico es desde pequeño. No es de esperarse.

—Oh mira a ese señor que no tiene cabello como le brilla la cabeza —señalo al señor que tiene la cantidad de cuello cabelludo como Homero Simpson. Matt con su traje negro, como si fuera un funeral se gira mientras a mi mirándome mal con sus ojos de chocolate fundido.

Me mira serio, neutral. —Es mi padre —paro de reír al instante y mi cara se colorea de un rojo intenso. Rectifico lo dicho:

—Oh, bien. Le luce, se parece a Toretto. Genial tener un padre así —ahora es él quien me ríe por unos largos segundo y las personas en el restaurante nos miran. 

—No es mi padre, solo aproveché la oportunidad de dejarte en ridículo... —le codeo en un costado casi rompiéndole una costilla. Me hizo pasar la vergüenza de las vergüenzas por insultar a su supuesto padre directamente.

—Hijo —una voz gruesa y ronca es la razón para que Matt se le borre su sonrisa. Mi vista se dirige al señor, viene vestido de un traje y es la copia de Matt, pero con años en cima. Aunque no pasa de los cuarenta. — ¿Puedo? —El menor de los Rowling asiente con un rígido movimiento de cabeza. Quiero ser un avestruz y meter mi cabeza en la tierra para escapar de la incomodidad. Pasable sería si fuera mía, no obstante, en este caso es ajena. 

En ese mismo instante se acerca a nosotros una chica castaño rojizo, con un vestido implementado al cuerpo. Sus facciones son finas y delicadas parece una muñeca rusa. Y apostaría que nos traspasaría a Matt y a mí por tres años, un año más como máximo. Casi la edad de mi hermana Christina.

Pero qué suerte suertuda.

—Lo siento por la tardanza —se sienta a lado de su esposo. Matt sonríe con boca cerrada y puedo adivinar que en su mente pasan miles de palabrotas hasta unas que nunca se han escuchado solo para la chica. Sonrío de la forma que mi madre me enseñó para no asustar a las personas.

La reina, el amante y arruina pasiones de las personas: El silencio incómodo.

El señor Rowling habla rompiendo en pedazos la incomodidad. —Bueno ¿y quién es esta señorita, Matt? —esa pregunta saca a Matt de sus pensamientos homicidas para mirar a su padre.

—Alexander, Agatha, ella es Anne Morgan una amiga. Ann ellos son: mi padre y la zorr...—su padre lo mira apretando la mandíbula y el menor de los Rowling tose. —perdón mi madrastra, disculpen es la costumbre —les dedico una sonrisa a los dos haciendo vista gorda a lo que acaba de decir Matt, que solo la tal Agatha me la devuelve.

—Me llamas la atención Anne cuéntame de ti, quienes son tus padres si tienes hermanos o que piensas estudiar —Agatha al ver la tensión de padre e hijo más la incomodidad entre nosotras decide preguntarme porque no quiere salir afectada si se dirige a su hijastro, aunque en sí parecen hermanos si comparamos en edad.

¿Eres tú? o ¿Soy yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora