—«Gracias por estar aquí»

—«Te amo, Arianne»

Levanto la mirada y ahí está él viéndome con tanto anhelo que me provoca un vuelco en el corazón. Puedo sentir paz y la calidez por su cercanía. Ahora entiendo a qué se refería. Él puede aliviar mi dolor con un simple respiro.

—«Te amo, Asher».

Me quedo tendida en el suelo, dejando que los dolores se apoderen de mi cuerpo. Sé que pronto terminará. Nada es eterno a excepción de mi amor por Asher Karlsson.

🌙

Horas más tarde, despierto con el peor dolor de cabeza en toda mi vida. Siento náuseas mientras mi espalda se contrae junto con mis piernas. Mi estómago se encoge violentamente y trato de recuperar el aliento. ¿Dónde estoy? Poco a poco mis ojos cansados se adaptan a la desconocida habitación. Hay cuadros de bandas populares, color masculino y el aroma a cítricos que tanto adoro.

Es la habitación de Asher en la Fortaleza Karlsson.

Bajo la mirada a mi cuerpo para ver que traigo puesta unas de sus camisetas. Estoy sudorosa, pero también muy aliviada. Me siento completa y más resistente. Es como si al fin hubiera encontrado un lugar en el mundo.

—Buenos días, bonita —Asher ingresa a la habitación con una brillante sonrisa —. Estaba ansioso de que despertaras. ¿Qué tal todo?

Muerdo mi labio, rodeando mi pecho con los brazos. ¿Qué sucedió? Aulus me secuestró, cambié de forma y después...

—¿Cómo terminé aquí?

Se sienta a mi lado en la cama, tocando mi mejilla.

—Quedaste inconsciente cuando la luna se ocultó —responde con suavidad —. Estabas muy agotada.

Examino mis manos para verlas normales, suaves, pequeñas. Nada del pelaje marrón claro.

—¿Podré cambiar cuando quiera?

La sonrisa de Asher podría iluminar la habitación entera.

—Por supuesto.

—¿Cómo?

—Tu cuerpo se encarga de cambiar a la forma que tú quieras. No te preocupes por eso.

—De acuerdo. ¿Ya no dolerá la próxima vez que cambie?

—El dolor es solo parte de la primera transformación.

Agacho la cabeza.

—Me siento muy... diferente.

—Cambiaste de forma —me recuerda —. Eres tan hermosa.

Sonrío tímidamente.

—Fue una experiencia traumática.

—Ya pasó —deposita un beso en mi frente —. Lo lograste y estoy muy orgulloso de ti. No me cansaré de decírtelo. Eres admirable, Arianne.

Un dolor entra en mi pecho mientras me quedo congelada durante diez segundos. Me mente se cierra por los recuerdos y mi corazón late con fuerza contra mi caja torácica. El zumbido en mis oídos compite con los fuertes golpes en mi cabeza.

Lo veo de nuevo.

Theo...

Su cuerpo en mis brazos, mi desesperación, mis gritos, la risa de Aulus...

—Vi a Theo —musito —. Aulus me obligó a verlo.

El rostro de Asher se vuelve pálido y me tira a su cuerpo para un reconfortante abrazo.

Dulce Maldad [En Librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora