Playboy.

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Ella era perfecta.

No había otra palabra para describirla, su voz, su mirada, su figura, todo en ella era perfecto, miles de chicos suspiraban por ella, tanto en el instituto, en la calle, e incluso en la academia de ballet.

Pero ella no pedía, ni quería los suspiros de esos chicos, ella buscaba los suspiros de las chicas, ella no se limitaba a escuchar palabras bonitas, ella daba esas palabras bonitas.

Las conocía, las persuadia, se hacia amiga de ellas, conseguía sus números y posteriormente conseguía sus cuerpos desnudos frente a ella, si lo deseaba lo buscaba y lo conseguía, ni siquiera le costaba trabajo, todas terminaban en sus redes tarde o temprano.

Menos yo, no era por que yo no quisiera por supuesto, estar entre sus brazos y apreciar el arte que debe esconderse bajo esas prendas oscuras que solía usar aunque sea una sola noche, debe ser la octava maravilla del mundo, o por lo menos eso me imaginaba de las historias que las que ya lo habían visto presumian.

Sin embargo, ella no mostraba el más mínimo interés en mi, si no fuera por que se sienta a un lado mío en el aula probablemente nunca hubiéramos cruzado miradas, y a decir verdad, creo que esas miradas eran la única razón por la cual seguia asistiendo a la escuela.

Cada mañana ella llegaba tarde, cada mañana los maestros se quejaban de ella, cada mañana llegaba con una nueva aventura agregada a su lista y a pesar de todo, cada mañana me dedicaba una sonrisa al pasar frente a mi.

Una sonrisa que a pesar de fuera del aula estuviera nublado, esa misma iluminaba mi dia.

Esa sonrisa que a pesar de que fuera invierno, lograba calentar cada diminuto rasgo de mi rostro.

Y a pesar de que sus palabras no pasaran de un verso largo durante todo el día, me seguia gustando su voz al oírla, por que eso era todo lo que necesitaba para respirar.

No necesitaba moverme de mi lugar para tener una sonrisa amplia en mi interior, pues tampoco podía verme como estúpida en media clase de matemáticas, pero solo basto un "Hola Tzuyu...", susurrado de su parte para hacerme sentir de esa manera.

Porque pocas veces había dicho mi nombre en todo el semestre y solo lo empleaba cuando se olvidaba de algo, y esta vez, fue un simple saludo, y eso me bastaba, quería imaginar que se había acordado de mí.

Pero para ser honesta.

Yo era una pizca de sal en un mar entero.

Mientras pasaban las clases podía presenciar su figura dirigiéndose a otros lugares, llegando a diversas chicas, las cuales no dudaban ni un segundo en voltear y mantener una conversación con ella.

Su tono era dulce, hablaba con ellas, jugueteaba, las escuchaba e incluso era considerada, se mostraba preocupada por quien tuviera al frente, pero la realidad era otra, esa chica rubia frente a ella estaba abriendo las puertas de su corazón a alguien que probablemente, lo destruya desde dentro.

Y todo en una sola noche.

Me molestaba tanto, ¿Por qué tenía que ser así? ¿Es necesario lastimarlas?

Puede que no haya sido solo la rabia que me daba ver a las chicas llorando en su banca un par de días después, seguramente mis celos también iban incluidos, pues a todas miraba con lujuria y deseo, mientras que yo solo pasaba desapercibida por sus ojos.

"¡Hey! ¡Yoda!"

Ella dirigió su mirada hacia mí, pero esa no era su voz, tampoco era la voz de las chicas junto a ella, gire la vista evitando sus ojos y frente a mi estaba Chaeyoung y detrás de ella Dahyun, esperando a que yo hiciese caso, solo pude soltar un quejido sin sentido.

"Deja de pensar en cosas estúpidas, ¿vas a venir o no?"

Se quejó Chaeyoung, sabía perfectamente a lo que se refería con "estúpidas", pues se había dado cuenta de la persona a quién yo miraba, le molestaba por el hecho de que ella ya había terminado en el juego de la japonesa hace un tiempo.

Antes de que empezara a tener esa fama de jugadora, como muchos la llamaban, sus supuestas relaciones era más duraderas de lo que eran ahora, en vez de días, pasaban meses e incluso una que otra tuvo la suerte de llegar a años para darse cuenta de que lo unico que ella quería, era sexo.

Y Chaeyoung fue una de esas primeras aventuras.

Salieron por casi medio año, se veían tan lindas juntas, ella cuidaba de nuestra amiga y Chae se sentía bien a su lado, parecía que el amor era mutuo entre esas dos.

Pero no todo es lo que parece.

Y una mentira no dura para siempre.

De repente un día Chaeng llego empapada a la puerta de mi casa, no solo por la lluvia de aquel día, sus lágrimas tibias se podían diferenciar de las demás gotas frías, ella buscaba consuelo.

Yo fui su fuerte en ese momento.

Había jugado con ella durante seis meses, no la quería y mucho menos la amaba, se lo confesó todo en un solo día, abandonando su pequeño ser en medio de una tormenta, frente a otras personas, obligándola a huir de aquel lugar mientras luchaba con sus sentimientos bajo las gotas de lluvia.

Y su fuerte, había empezado a dar la vuelta.

Pues no sé ni cuando, ni porque, pero esa bailarina de tez pálida que había lastimado a mi amiga tiempo atrás, empezaba a resultarme atractiva, había empezado a suspirar por esa chica pelirroja a pesar de conocer sus posibles intenciones.

"¿A donde van a ir?"

Ella rodó los ojos y se volteo sin darme una respuesta, supongo que ya lo habían mencionado y yo no lo escuché, tenía derecho a enfadarse, se colocó los auriculares y ya había empezado a ignorar cualquier sonido a su alrededor, pues de lo que sea que haya estado escuchando, un poco de ese ruido llegaba a mis oídos.

"El fin de semana habrá una exposición de Van Gogh en el centro de la ciudad, quiere que la acompañemos."

Dahyun aclaro mis dudas luego de ver la actitud de la otra, teníamos entendido que a veces podía ser más infantil de lo debido, aún así termine por ceder a acompañarlas.

Bueno, este es el primer fic que escribo v: Espero les guste c:

No estoy segura de cada cuánto voy a actualizar, pero intentaré ser lo más constante posible :3

Denle mucho amor :3

Love MeTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang