Capítulo 45 🌙

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La conmoción regresa y aparece el verdadero dolor que me deja entumecido los siguientes segundos. Ellos quieren quebrar a mi chica de todas las formas posibles y lo peor es que no puedo hacer nada. No aún.

—Vamos al aeropuerto de una jodida vez —me dirijo a la puerta —. Ya no quiero perder un minuto más sin Arianne. No me sirve de nada quedarme aquí y escuchar teorías. Muévanse.

Las siguientes palabras de Josh son como látigos en mi cara.

—Recen para que Abigail no triunfe o perderemos para siempre a Arianne y Emmie.

El precio de lo que eso podría significar me motiva a luchar sin rendirme. Confío en Arianne y su fuerza. Ella saldrá de esta. Sé que sí. Mi chica nunca defrauda.

—Abigail no ganará —sentencio —. No podrá con Arianne.

🌙

Arianne

Aturdida, inspecciono el extraño sitio que me rodea. Las luces fluorescentes me dañan los ojos y gimo con un gesto de dolor. Mi cabeza palpita con mil volteos y algo duro presiona mi espalda rígida. Me doy cuenta de que estoy amarrada sobre una mesa metálica. Hay sueros en mis brazos y nuevamente extraen mi sangre como la primera vez que fui secuestrada.

Estoy harta.

Sigo examinando la habitación y veo otro cuerpo tendido en la mesa contigua.

Es Emmie.

Se me hace un nudo en la garganta al ver que están cortándole el cabello rubio y las uñas. ¿Cómo se atreven a disponer de un cuerpo que no les pertenece? ¡No tienen derecho!

—Déjenla en paz, desgraciados —espeto —. Déjenla ir. No la toquen más.

Está inconsciente y se ve frágil. Una bata de hospital cubre su cuerpo. Intento moverme para ayudarla, pero de nada sirve. Estoy tan amarrada que duele. La puerta de la habitación se abre y entran varios hombres armados hasta la médula. Entre ellos se encuentra Aulus y sonríe maliciosamente.

—Veo que ya despertaste, pensé que no lo harías —sonríe Aulus —. Al parecer la hiedra hizo un excelente trabajo. ¿Cómo estás, Arianne?

Me quedo en silencio, negándome a darle la satisfacción de ver mi dolor.

—Podrías colaborar y todo iría mejor —Toca mi rostro y tiemblo por el asco que me provoca su toque —. Vamos, no me mires así. Es un honor servir a Abigail.

Le escupo y me siento satisfecha al ver mi saliva deslizarse lentamente por su rostro. Aulus hace una mueca y saca un pañuelo de su chaqueta para limpiarse.

—Eres toda una luchadora, ¿eh? —Aulus se ríe —. Adelante, pelea lo que quieras. No servirá de nada aquí. Estás débil.

Aprieto los dientes.

—Déjala ir y juro que te perdonaré la vida.

Mira a sus hombres y suelta una sonora carcajada que retumba en la habitación. Su risa es cruel y llena de malicia.

—Mmm... —Hace una pausa, evaluando mi rostro —. Tú no puedes matar ni siquiera una mosca en estos momentos. Tus poderes están inactivos, tu lobo...

—No podrá encontrarme, bla bla —Le interrumpo —. ¿Crees que eso me detendrá? Romperé cada parte de tu cuerpo y juro que voy a disfrutarlo. Te degollaré como lo hiciste con mi hermano, luego colgaré tu cabeza en el bosque para que sirva de adorno.

Aulus no se inmuta y mantiene su sonrisa de come mierda.

—No cabe dudas que llevas la sangre de Abigail Sanders. Me encanta tu pasión, no voy a negarlo. Te hace más atractiva.

Dulce Maldad [En Librerías]Where stories live. Discover now