— Seguí a un perrito y sin darme cuenta me perdí. Hasta que una muchacha me encontró. Mira, es ella... — voltee para señalarla pero me dí cuenta de que ya no estaba allí.

Lo único que ví fue a una gran mariposa violeta revoloteando por unas flores que habían allí.

Pero jamás olvidaría la sensación que recorrió hasta la más mínima célula de mi organismo cuando me tomó mi mano, aquella sensación de que todo estaría bien, de que no debía preocuparme, de satisfacción.

Abrí mis ojos rápidamente, sobresaltandome. De esa forma dándome cuenta de que había estado soñando.

Me senté en mi cama y agarré mi cabeza con ambas manos, sintiendo como ésta quería explotar o algo similar. Voltee pesadamente hasta quedar frente al reloj digital que tenía sobre mi mesa de noche.

13:02 pm.

Vaya que había dormido.

Hice memoria, tratando de recordar aquel sueño. Pero me dí cuenta de que no solamente había sido un sueño, eso había pasado realmente. ¿Por qué lo había soñado después de tantos años?

Aparte las blancas sábanas que estaban sobre mí y me levanté de la cama. Caminé con lentitud hasta un pequeño mueble que tenía en una esquina de la habitación. Allí dentro de aquel mueble tenía recuerdos de mi infancia, como peluches, juguetes hasta algunas prendas de ropa pero también tenía mi carpeta de dibujos con muchos lápices.

La tomé y me dirigí hasta el escritorio que tenía en la pared izquierda del cuarto. Me senté en la silla que estaba frente a él y me dispuse a dibujar algunos vagos recuerdos que venían a mi mente.

La mariposa.

Tomé mi lápiz y comencé a dibujarla, porque de alguna forma me hacía recordar a la muchacha de la cual no tengo recuerdos. Ni siquiera sé cómo era su rostro y eso era de lo más fastidioso.

***

Luego de una buena ducha, bajé a desayunar/almorzar.

— Buen día, Jessie. — saludé a la cocinera en cuanto entré a la cocina.

— Buenos días. — me sonrió ampliamente — ¿Qué desea comer?

— Sorprendeme. — respondí mientras tomaba asiento en la isla que había en la habitación.

Tomé mi móvil y chequé mis redes sociales. Varios mensajes, sobre todo de Louis diciendo que ésta noche quería volver al Bar 21.

Para ser sincero, no me opuse. Al contrario, yo también quería volver, volver a verla.

No sé si fue por las ganas de volver a tenerla en mis brazos o por el simple hecho de verla, pero necesitaba hacerlo.

Ya estaba perdiendo la cabeza, de todas formas aquella muchacha tenía algo, algo que me fascinaba.

Almorcé en silencio mientras mantenía mi vista fija en algún punto inexistente, tratando de calmar los pensamientos hacia Eva.

— ¡Hijo! — escuché la voz de mi padre que bajaba por la escalera principal.

— ¿Qué pasa? — le pregunté de mala gana mientras me devoraba el último bocado de aquella deliciosa lasagna.

Me miró mientras suspiraba, sabía que le molestaba que le hable de aquella manera pero ahora me importaba muy poco si él se enojaba conmigo.

Corrió una de las sillas que estaba frente a mí y se sentó sin apartar su mirada sobre mí, tan intimidante.

Llevaba el traje negro con aquella corbata azul, cuando usaba aquel traje era porque tenía algo muy importante que hacer en la empresa. En su mano derecha cargaba su maletín, que dejó sobre la mesa en cuanto se sentó.

EVA #1 #PGP2017 #IvyAwards2017 #PNovelWhere stories live. Discover now