Capítulo 7: "El manantial mágico"

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Los fuertes rayos del sol atravesaban las profundidades del bosque, por lo que Leila debía constantemente tirarse aire con una mano a modo de abanico, mientras que Arthur llevaba a Rac de una de sus riendas. Renra iba adelante de ambos hermanos, examinando el mapa de reojo y casi sin ver el camino, como si fuera innecesario. De vez en cuando sus botas sonaban con fuerza al romper las ramitas que se hallaban en el césped seco, y algunos pajaritos volaban hacia otros árboles muy asustados.

Han pasado cuatro días desde que Niara se apareció en sus caminos, y desde ese momento, Renra y Arthur no se han dirigido la palabra, situación que tenía un poco incómoda a Leila. Ya que su hermano no solía comportarse de esa manera, y el silencio se hacía aún más incómodo de lo que debería...

Arthur caminaba tras la elfa, mientras unas gotas de sudor resbalaban desde su frente hasta sus mejillas. Y por encima de su ropa lograba percibir el mal olor que brotaba de sus axilas y de sus húmedas manos, que estaban rojas por la presión que ejercía al llevar al caballo. Leila, a diferencia suya, solamente tenía sudor en su frente.

La elfa al percatarse de lo agotados que estaban los hermanos, hizo como si examinara el camino, y optó por tomar una ruta diferente, sin que los príncipes se dieran cuenta. En lugar de seguir en línea recta, Renra fue hacia el norte, mientras ambos chicos le seguían.

-Renra, este no parece ser el camino -comentó Leila, observando que la vegetación ahora resultaba ser más húmeda que hace un rato. Al igual que el suelo, que se veía más firme.

-Sé por donde voy -respondió ella-. Tienen que guardar silencio, y sabrán adonde vamos -les explicó Renra, moviendo un par de ramas del camino. Arthur de inmediato se dio cuenta de donde se encontraban, debido al sonido de una cascada que se escuchaba a unos metros de distancia. Pero aún así, se asomó junto a Leila entre las ramas para ver que había del otro lado.

Efectivamente había un precioso manantial, por el cual el agua brotaba constantemente de entre las rocas, bajando a través de un par de ellas. Alrededor de las piedras e incluso sobre ellas había algo de musgo, que llegaba hasta la orilla de la pequeña cascada que se producía.

Arthur se emocionó al ver tal refrescante lugar, y sin dudarlo mucho, se quitó las hombreras y la armadura completa que cubría su pecho, para luego despojarse de sus vestimentas, hasta quedar en ropa interior, con la cual no dudó en lanzarse en las profundidades del lago, llegando a mojar a Leila y Renra con tal inesperado chapuzón.

-¡Arthur, no hagas cosas así! -le regañó Leila, mientras recogía las vestimentas que su hermano dejó a un costado. Pero éste no le importó mucho, y siguió nadando bajo el agua, pasando sus manos mojadas por su cabeza, mientras suspiraba de satisfacción.

Renra se cubrió los ojos con ambas manos al notar que el príncipe tenía el pecho al descubierto, llevando solo los calzoncillos. Y Leila, en tanto, intentaba que Arthur saliera del lago para colocarse la ropa.

-Leila, no seas tan aburrida. Entra -se reía Arthur, salpicandole agua a su hermana, que de inmediato soltó una risita-. Vamos, vamos.

La princesa miró a Renra, y ella asintió con la cabeza, dándole a entender que el lago era seguro. Por lo que Leila cuidadosamente se empezó a desabotonar el vestido, y se tiró de un salto junto a su hermano, el cual seguía jugando con el agua, como si fuera un niño. Ahora ambos estaban flotando a la orilla del lago, mirando a Renra, que se había sentado en el césped mojado junto a los chicos.

-¿No vienes, Renra? Hace calor -le ofreció Leila, mientras se llevaba el cabello tras la oreja. Pero la elfa negó con la cabeza.

-No tengo ganas -replicó ella, a lo que Arthur respondió con una mirada de desconfianza, para luego sacar la mano del agua, y acercarla a la de Renra.

Los nueve descendientes #JusticeAwards2017 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora